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Estrella que roba piropos y miradas

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Raquel Welch. Foto: Difusión

A los 76 años, vuelve tras una década al cine ahora como una abuela sexy.

Hace medio siglo, cuando Raquel Welch apareció en Un millón de años AC (1966) como Loana era una desconocida. Tuvo muy poco diálogo y menos ropa en esta fantasía pero causó un impacto tremendo. El cartel de la película, en el que aparecía con un bikini la hizo una estrella.

Hoy Welch, a sus 76 años, todavía sigue atrayendo las miradas. De hecho, el público pareció asombrarse cuando la vio como Celeste, la glamorosa abuelita de su más reciente película How to Be a Latin Lover.

"Me veo un poco mejor ahora que en aquellos tiempos, si me permite decirlo," asegura Welch. Va ataviada con un traje de seda blanca de Dolce & Gabbana y parece fuera del tiempo. "Creo que me he sosegado un poco. Estoy más en el planeta y ya no ando volando por el espacio de mi cabeza. Me sigo sintiendo sexy, pero ya no hay nadie que me lo haga notar. Y eso no me molesta."

Welch se ha casado y divorciado cuatro veces, la más reciente con el gastronómico Richard Palmer, de quien se separó en 2008.

El matrimonio está en la mente de todos en How to Be a Latin Lover pero ahí el interés está más puesto en el dinero que en el amor. Máximo (Eugenio Derbez) perdió su rica y anciana esposa ante un joven (Michael Cera). Cuando sale a la caza de su reemplazo conoce a Celeste, rica viuda cuya nieta es la obsesión del sobrino de 10 años de Máximo. Es su primera película en 11 años.

Welch se interesó en la actuación hace casi 70 años cuando vivía en San Diego con sus padres—él, ingeniero aeronáutico boliviana—y sus dos hermanos chicos. "A los siete años no se tiene ninguna complicación," continúa. "Uno se enamora de algo y quiere hacerlo. Yo nunca me rendí. No sé por qué. Llamémoslo terquedad, supongo. Hay que tener mucha determinación."

Welch estudio ballet y ganó varios concursos de belleza antes de recibir una beca de teatro en el Colegio Estatal de San Diego. Pero luego dejó los estudios para trabajar de chica del tiempo en televisión.

Su imagen de símbolo sexual le consiguió algunos trabajos a Welch, pero en general, ella piensa que fue una desventaja. "Hay algo de vacío en eso," señala. "Visto desde afuera se ve muy bien, pero en realidad no nos satisface. No tiene sustancia."

Welch está particularmente orgullosa del hecho de que nunca apareció desnuda en la pantalla. "Nunca vi a Bette Davis desnuda," afirma. "Nunca vi a Marilyn Monroe desnuda. Ninguna de las actrices que me han gustado se desnudó. ¿Por qué habría de desnudarme yo? ¿Porque eran los años sesenta? ¡Nada de eso! Eso es invasión de la privacidad. A mí no me educaron así"

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Raquel Welch. Foto: Difusión

RAQUEL WELCH

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