Con Alejandro Bluth

Llueve con sol. Embutida en un pilot de plástico rosado, descalza,
camina decidida orillando espumas.
– Están sacando la red – grita y se va como-una-exhalación.
Él la mira mirar los ojos secos de los pescados,
las agallas trémulas, las escamas en el antebrazo del pescador.

Te va a doler – asegura, pregunta él.
…sí – confirma ella, transpirada.
En el colchón, mordiendo la almohada,
apoyado la frente en la sábana,
estira las manos hacia atrás y lo adentra,
hondo, más.
Por favor…favor (susurra, jadea ella)
…sí (susurra, jadea él)

Ella lo llama para contarle.
Recorrió la madrugada andando veredas con su semen, aún, adentro.
Que él, mientras dormía, transitó entre sus piernas una caminata nocturna.
Él escucha. Empieza el día con una carcajada,
como una campanada,
con una erección,
como un farol.

Él ama los lugares comunes, las frases hechas, los clichés.
Resultan de alquimias que le maravillan.
Ella le rasca la barba y enlaza refranes en la conversación.
…verás que todo es mentira, verás que nada es amor… – tararea bajito.

Después, él piensa que quizás había sido demasiado tarde,
demasiado temprano. Algo en los tiempos había andado mal.

                     (fragmento de Aprendiendo a escuchar boleros, 1990)

Alejandro Bluth (Montevideo, 1959) escribió en el semanario Opinar, fue secretario de redacción del semanario Jaque, dirigió las revistas Punto y aparte y Tres. Ha ganado el premio latinoamericano Vladimir Herzog del Sindicato de Periodistas de San Pablo y el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España, de la Agencia EFE. Fue columnista en radio Centenario y radio El Espectador. Dirigió “Un niño, un libro” y otros proyectos de integración social. Publicó el libro Aprendiendo a escuchar boleros (Arca, Montevideo, 1990). En la actualidad escribe, ejerce la docencia y es consultor de empresas y ONG.

los poetas dicenAlejandro Bluth