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Pacíficos y estrategas

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Srdja Popović

Popovi? ayudó a la caída de Milosevic en Serbia y, desde entonces, brega por un tipo de revolución sin violencia, con metas claras y mente abierta.

Srdja Popovi? (Belgrado, Serbia, 1973), a fines de los años ’90, fue dirigente de “Otpor!” (“resistencia”, en serbio), movimiento estudiantil que, combinando activismo no violento y sátira al poder, fue factor importante en la caída del dictador Slobodan Miloševi?. Posteriormente fundó el Centre for Applied Nonviolent Action and Strategies (CANVAS), que hoy es dirige, cuya función es asesorar a activistas democráticos de todas las latitudes, pero sin “trasplantar” sin crítica la receta serbia, porque cada caso es único.

El autor expone y analiza ejemplos del proceso serbio, pero también de los distintos encuentros con militantes que han recurrido a su instituto, y las experiencias de lucha, exitosas o fallidas, que han desarrollado en sus países. Esto le da al libro un tono ágil y ameno, de novela de aventuras, contra el que Popovi? previene, porque lo que ha escrito es un libro serio, en el que se explica una metodología de lucha política de probada eficacia.

“Otpor!” no fue, ni de lejos, el primer caso de lucha no violenta. Popovi? lo tiene claro, y reconoce como modelo las luchas por derechos civiles de los negros en el sur de los EE.UU. y las acciones de Gandhi en pro de la independencia de India, en las que ya están las claves del método. Por ejemplo, captar a los pilares de la comunidad (Martin Luther King, pastor protestante, reclutó a muchos de sus colegas, que lideraron a sus feligreses en la lucha por derechos civiles). O empezar por un reclamo sencillo que involucre a la gente común (la marcha de Gandhi al mar para hacer sal, desafiando el impuesto británico a la producción y distribución de ese insumo básico).

Hay dos principios más: el “risactivismo” –es decir, la ironía contra el enemigo– y definir bien el “huevo de ganso”. La expresión se refiere al ovoide que se dibuja en los mapas militares alrededor del objetivo a conquistar. Si un movimiento fija mal sus metas, será derrotado, incluso teniendo todo para vencer.

Lo más fértil del libro es el estudio de las derrotas. Así, “Ocupy Wall Street” habría fracasado por su humor elitista y por recurrir a los mismos intelectuales “progres” de siempre, en lugar de buscar como “pilares de la comunidad” a médicos, maestros o pequeños comerciantes del Medio Oeste, conservadores, sí, pero tan enojados como ellos con la especulación financiera y mucho más cercanos a la sensibilidad y lenguaje del norteamericano medio. El movimiento democrático egipcio habría fallado por fijar el “huevo de ganso” en la caída del dictador Hosni Mubarak y no en implantar la democracia: al desmovilizarse antes de tiempo dejaron la disputa por el poder a los “Hermanos musulmanes” y a las fuerzas armadas.

El libro no dilucida del todo si un tirano cae porque el pueblo se ríe de él o los pueblos se ríen de los déspotas cuando perciben que están por caer, por causas ajenas a la risa. Desde una visión radical de izquierda, la idea de revolución que se expone es cuestionable, pues Popovi? no se plantea abolir el liberalismo capitalista.

CÓMO HACER LA REVOLUCIÓN (INSTRUCCIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO), de Srdja Popovi?, con la colaboración de Matthew Miller. Malpaso, 2016. Barcelona, 336 págs. Distribuye Océano.

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