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El marxista soft

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Su libro El Capital en el siglo XXI reaviva un viejo dilema de la economía que alguna vez enfrentó a Keynes con von Hayek.

EL PRESIDENTE Barack Obama ha elogiado públicamente a Thomas Piketty y a su libro El Capital en el siglo XXI. En ese sentido no es casualidad que el mandatario haya puesto en el centro de su discurso político el tema de la desigualdad, acaso el planteo más complejo en muchos años en los Estados Unidos. Tampoco que, además, haya integrado medidas heterodoxas contra la recesión, la reforma migratoria, la del sistema de salud, la apertura de las relaciones con Cuba y una tributación progresiva que grava más a los más ricos. Pero Obama no es el único en sentirse atraído por Piketty. Paul Krugman, Premio Nobel 2008, el más sólido y osado de los economistas demócratas, afirmó que El Capital en el siglo XXI "es el libro de la década", y le dedicó una reseña y tres artículos en The New York Times. Lawrence Summers, ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, afirmó que "Piketty escribe con la épica de Keynes, Marx o Adam Smith, en contraste con el tecnocrático y estructurado estilo de los economistas del mainstream neoclásico". Para rematar, François Hollande otorgó a Piketty la Legión de Honor en enero de 2015, y éste la rechazó. Afirmó que "no creo que le corresponda a un Gobierno decidir lo que es honorable", y criticó las políticas de "austeridad". Agregó que el presidente francés emplearía mejor su tiempo dedicándose a "la reactivación en Francia y en Europa".

LOS HECHOS.

El Capital en el siglo XXI (primera edición en francés de 2013, publicado en inglés en abril de 2014 y en español a fines del mismo año), es un macizo volumen de 664 páginas dividido en cuatro partes tituladas "Ingreso y Capital", "La dinámica de la relación Capital/Ingreso", "La estructura de la desigualdad", y "Regular el Capital en el siglo XXI". Estas se abren en dieciséis capítulos.

Comienza con un significativo epígrafe: "Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común". Es el artículo primero de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789. El libro analiza de forma documentada la evolución de la distribución de la riqueza en los tres últimos siglos, señala que ésta crece de forma desigual, y formula propuestas para la reducción de dicha desigualdad a nivel global, ya que ve en su aumento (y consecuente concentración de la riqueza en los sectores más altos, particularmente el célebre 1% de la población) un freno al desarrollo de la actividad económica.

Formula tres propuestas de acción: enfatizar en la regulación de los mercados; disminuir la desigualdad de ingresos a nivel global, e instaurar un impuesto mundial progresivo sobre el capital, retomando planteos que formulara en su momento James Tobin, Premio Nobel de Economía 1981. Se ha acusado al libro de ser una obra militante, y sin duda es propositivo. Prueba cabal son, en particular, los capítulos titulados "Repensar el impuesto progresivo sobre el Ingreso" y "Un impuesto mundial sobre el capital".

LA FUNDAMENTACIÓN.

Thomas Piketty (Clichy, Francia, 1971), economista y autor de varios libros y artículos, es en la actualidad profesor en la Escuela de Economía de París. Votó en 2012 al Partido Socialista y fue asesor económico de Ségolène Royal, Ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía de Francia. Trabajando con otros autores (el tema de la inequidad fue explorado antes por Joseph Stiglitz en su libro El precio de la desigualdad donde explica por qué el 1% de la población concentra lo que el 99% carece), y apelando a distintas fuentes, desde registros fiscales hasta crónicas y relatos literarios, reconstruyó la historia de la disparidad de los patrimonios y la propiedad del factor capital desde el siglo XVIII en adelante.

Repasa el pensamiento "distribucionista", particularmente en David Ricardo, Karl Marx y Simon Kuznets. En la primera parte se plantea el análisis de la relación entre capital y producto a través de la relación entre la tasa de crecimiento (g) y los beneficios del factor capital (r). La segunda parte intenta demostrar que la dinámica de la relación producto—capital lleva a una cada vez más regresiva redistribución del ingreso, determinando una fuerte tendencia a la acumulación patrimonial en los sectores de mayor riqueza, que aumenta su concentración a través de los procesos hereditarios. Así llega a lo que denomina contradicción esencial del capitalismo: la tasa de rendimiento del capital, según Piketty, tiende a estar por encima de la tasa de crecimiento económico (r g), por lo cual el esfuerzo individual y la "meritocracia" quedan relegados ante la riqueza heredada, lo que arrasa con uno de los principales fundamentos de la prédica liberal y del "sueño americano", según el cual cualquier individuo puede alcanzar la cima en base a sus habilidades y destrezas. La tercera parte enfatiza en la concentración de la riqueza en los segmentos más altos. La cuarta expone las tesis y propuestas del autor: más regulaciones, una imposición progresiva, y que la misma se vuelva global, eliminando los paraísos fiscales y toda forma de evasión.

A FAVOR Y EN CONTRA.

El Capital en el siglo XXI fundamenta que la desigualdad no es casual, sino una derivación lógica de la evolución actual del capitalismo. Señala que si no es reformado el mundo regresará al "capitalismo patrimonial", no aquel de emprendedores sino de herederos, evolucionará hacia un sistema oligárquico, y que estos extremos sólo pueden evitarse mediante la intervención del Estado actuando drásticamente sobre los sistemas fiscales. James K. Galbraith, apoyando a Thomas Piketty, afirmó que "hoy el rasgo característico del moderno capitalismo estadounidense no es la competencia benigna, ni la lucha de clases, ni la utopía de una clase media inclusiva. La depredación se ha convertido en el rasgo dominante. Un sistema en el que los ricos celebran un festín sobre la decadencia de los sistemas construidos por las clases medias", y y considera que esa "voracidad" fue responsable de la Gran Recesión 2007-2010.

Pero Piketty ha recibido también duras críticas: economistas de la Universidad de Columbia señalaron que su lógica es incorrecta, ya que la tasa de retorno del capital debe ser superior a la del crecimiento como requisito de eficiencia del sistema. Chris Gilles, editor del Financial Times, criticó las cifras y metodología de Piketty, aunque éste le respondió de forma detallada. También se impugna la factibilidad práctica de una imposición tributaria universal.

Sin embargo hubo una crítica que puede ser leída como un gran elogio, por la comparación que establece. James Pethokoukis, del American Enterprise Institute, en su artículo "El nuevo marxismo" (National Review Online) afirma: "Su investigación está impulsando la agenda económica de los demócratas de Washington, promovida por los grandes medios. El marxismo soft, si no se combate, se extenderá y remodelará el panorama económico y político en el que se librarán todas las batallas políticas en el futuro. Hemos visto esta película antes. John Maynard Keynes y Friedrich von Hayek se enfrentaron en la década de 1930, la izquierda contra la derecha. Pero cuando Keynes publicó su revolucionaria Teoría General en 1936, Hayek se quedó en silencio, retiro que duró hasta que Milton Friedman y Anna Schwartz (…) en 1963, vigorizaron la lucha intelectual contra el estatismo. ¿Quién va a defender intelectualmente la causa de la libertad económica en la actualidad?"

EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI, de Thomas Piketty. Fondo de Cultura Económica, 2014. Buenos Aires, 664 págs. Distribuye Gussi.

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