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Identidad alienada

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Dibujo de Ombú

La identidad de los individuos se ve amenazada por los cambios, y más en esta era compleja y alienante. Recordamos un texto de dos reconocidos psicoanalistas, León y Rebeca Grinberg.

LA CAPACIDAD de seguir sintiéndose el mismo en la sucesión de cambios forma la base de la experiencia emocional de la identidad. Implica mantener la estabilidad a través de circunstancias diversas y de todas las transformaciones y cambios del vivir. (...)

Sin embargo existen circunstancias en que el sujeto puede no tolerar los cambios que ocurren en sí mismo o en la realidad. (...) Eso lleva entonces a una angustia frente al cambio que determina la necesidad de reasegurarse de que todo permanece igual, que las estructuras no se modifican, ya que eso implica para este tipo de individuos una amenaza a su sentimiento de identidad. La tendencia o necesidad de evitar cambios puede alcanzar, en ocasiones, un alto grado de patología, llevando a una compulsión a la repetición, a la necesidad de conservar a cualquier costo (a veces la neurosis misma, la enfermedad somática, la psicosis) los aspectos y modalidades de la realidad y del yo que no se quiere exponer al cambio. (...)

El cambio implica inevitablemente una incursión en lo desconocido, comprometerse con hechos futuros que no son previsibles y afrontar sus consecuencias. Inexorablemente, esta situación provoca dudas, sentimientos de ansiedad y depresión, y la tendencia a aferrarse a lo conocido y familiar para evitar lo nuevo.

Un enfoque actual del campo político-social, económico y aún científico, nos muestra un panorama sumamente complejo, confuso, confusionante. El desarrollo tecnológico ha adquirido un impulso que nunca había tenido antes y que la mente humana no puede absorber al mismo ritmo. La terrible velocidad de las comunicaciones en todo el mundo hace que el individuo esté recibiendo simultáneamente gran cantidad de mensajes desde toda clase de distancias, de distinta calidad y carácter, que no puede metabolizar ni sintetizar. Por el contrario, se transforman en mensajes que pueden llegar a ser ambiguos o contradictorios. El "ambiente" se ha hecho muy vasto desde una edad muy temprana. La "comunicación masiva" que lleva a la incomunicación, la publicidad de toda clase, el uso estupefaciente de la televisión, la alienación creada por las condiciones de trabajo, la violencia —en todas sus expresiones— como pautas culturales intrusivas, y los sistemas represivos de toda clase, son algunos de los muchos factores responsables de la confusión alienante del sentimiento de identidad que, por actitud reactiva o defensa desesperada, empuja —a veces— a una elección compulsiva de una determinada ideología para salir del caos y evitar el peligro del derrumbe de la identidad.

De acuerdo con las características de los individuos que las profesan, el uso de las ideologías podrá quedar fijado a mecanismos muy primitivos de la evolución, mostrando idealizaciones y disociaciones extremas. Contrariamente a los anteriores, otros individuos se caracterizan por un uso más evolucionado y elaborado de las ideologías: éstas no están saturadas, sino abiertas al desarrollo, con tendencias reparadoras en las que predominan la preocupación y la responsabilidad por la vida y el destino del individuo y de la comunidad; luchan contra los sistemas esterilizantes y estimulan el cambio.

Asumir en forma madura una identidad basada en una ideología progresiva que tiende al conocimiento presupone también un duelo, porque implica la ruptura de estructuras establecidas e "identidades" previas para reintegrarse luego de una manera diferente. Constituye un verdadero cambio revolucionario porque el individuo tiene que pasar por la experiencia dolorosa de períodos de desorganización de sistemas psíquicos, estructuras establecidas y vínculos objetales, para integrarse en una reorganización que lo lleva a configurar una nueva identidad. Creemos que tales experiencias son momentos creativos que rescatan lo auténtico y enriquecen la condición de "ser uno mismo" para sí y para los demás.

Los autores

LEÓN Grinberg (1921-2007) y Rebecca Grinberg (1922-2013), ambos argentinos, se casaron muy jóvenes y llegaron a ser psicoanalistas de renombre mundial. Publicaron libros juntos y también en forma individual. El texto adjunto fue tomado de la introducción al libro Identidad y cambio (Ediciones Kargieman, 1971) de fines de la década del 60 y comienzos del 70 cuando la identidad de los individuos se veía amenazada por una revolución en las comunicaciones, aunque todavía no existía algo llamado Internet, teléfono celular, Skype ni WhatsApp.

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