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Extraordinario mundo

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Fernando Pessoa

Una amable introducción a la obra del gran poeta portugués.

LA POESÍA de Fernando Pessoa regresa en una antología breve, precisa y bilingüe de Martín López-Vega, ilustrada por los dibujos a color de Adolfo Serra, en una colección de Nórdica libros que se propone dignificar la edición en papel frente a la lectura electrónica y a distinguir su catálogo de las ediciones convencionales. Es parte de las nuevas estrategias para recuperar lectores y en esta oportunidad lo hace con un poeta moderno en su excelencia, el sufrido escritor portugués que como Kafka, asumió el siglo XX bajo las formas sensibles de la despersonalización y el vértigo de la intimidad.

Comparecen los heterónimos más célebres de Pessoa: el panteísta Alberto Caeiro, consagrado a celebrar la sensualidad de la naturaleza como primera y última dimensión de la experiencia, en su serie "El guardador de rebaños"; Ricardo Reis, el estoico amante de las formas latinas; la neurosis emotiva de Álvaro de Campos, extraviado en su formidable poema "Estanco". Cada uno de estos poetas que Pessoa reconoció dentro de sí mismo, con sus propias biografías y estéticas, entre más de un centenar de personalidades que lo acompañaron a lo largo de la vida como una implosión de su identidad escindida, brilla por la nitidez de sus visiones acerca de la realidad. Junto a Bernardo Soares, al que Pessoa adjudicó las prosas de Libro del desasosiego, forman el centro de una obra que no acaba de ser revisitada por la crítica y los amantes de la poesía.

Poco antes de morir, en una carta a Adolfo Casais Monteiro, Pessoa le confesó: "Puse en Caeiro todo mi poder de despersonalización dramática, puse en Ricardo Reis toda mi disciplina mental, vestida de la música que le es propia, puse en Álvaro de Campos toda la emoción que no me doy ni a mí mismo ni a la vida". Pero a su modo, todos denuncian la pérdida de la confianza en la razón como centro del pacto entre la identidad del hombre y las fuerzas del mundo: Caeiro con una serena contemplación ("El único sentido íntimo de las cosas/ es que no tienen sentido íntimo alguno"), Reis, con augusta templanza ("Nada, salvo el instante, me conoce"), de Campos con desesperación ("No soy nada/ Nunca seré nada/ No puedo querer ser nada/ Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo").

El nacimiento de un poeta es siempre milagroso. Puede tener detalles biográficos pero no fundamentos. Cuando la obra cobra proyección post mortem, como es el caso de Pessoa (1888-1935), que vivió como traductor de cartas comerciales y publicó un solo libro de poesía en portugués, Mensagem, ningún dato deja de ser especulativo, pero el hecho de que se haya educado en colegios británicos de Sudáfrica, entre los 7 y los 17 años de edad, acerca una posible justificación del imprevisible ensamble de las tradiciones de la lengua portuguesa con la modernidad sajona en el conjunto de su obra.

Un disfraz equivocado es el título del libro y también del bello poema que abre esta antología. El poeta dice que detrás de la máscara del hombre siempre está el niño, y la conciencia incómoda que aconseja regresar a la personalidad. Es también una amable introducción al extraordinario mundo de Pessoa.

UN DISFRAZ EQUIVOCADO, de Fernando Pessoa. Nórdica, 2015. Madrid, 150 págs. Distribuye Escaramuza.

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