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El escritor en personaje

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Enrique Vila-Matas

Momentos buenos y malos de un autor que apuesta a las relecturas y las intertextualidades, convirtiendo su literatura en un museo de exposiciones.

VILA–MATAS es el tipo de escritor que parece fagocitar todo lo que vive con el afán de devolverlo en forma de literatura. Él mismo se refería a esto como una enfermedad en su novela El mal de Montano, y en aquel libro singular que fue Bartleby y compañía, donde analizaba el proceso de un modo tangencial, enfocando a los escritores que abandonaban ese
mal, decían que No, y dejaban la literatura (o por lo menos su expresión pública y tangible) afuera de sus vidas. Vila-Matas, por el contrario, enferma cada día más, convirtiendo su literatura en un permanente museo de exposiciones, relecturas e intertextualidades de la literatura
y el arte, suyos y de otros.

Marienbad eléctrico trata de su amistad con Dominique Gonzalez-Foerster (n.1951), una artista francesa que “interviene” espacios
reales para ampliar el espacio siempre imaginario del arte, y que se define a sí misma como una “escritora frustrada”. Vila-Matas cuenta cómo se conocieron, cómo sus encuentros en el café Bonaparte en París propiciaron por ejemplo la novela de Eduardo Lago Siempre supe que volvería a verte, Aurora Lee, y cómo en definitiva el arte alimenta al arte, que es su premisa básica y su modo de exculpar toda colonización de material ajeno: “he buscado siempre mi originalidad de escritor en la asimilación de otras voces”, escribe.

Breve, anecdótico y digresivo, Marienbad eléctrico es el típico ejercicio nostálgico de autor colocado en personaje, que se autocita y se sobreexpone a conciencia y termina sumando sin aportar. Tiene momentos buenos, como cuando repasa sus cinco días en Marienbad (la de verdad, menos real acaso que la mítica recreada por la dupla Resnais y Robbe-Grillet en El año pasado en Marienbad, 1961) y se manda imágenes así: “vidas crepusculares, iluminadas por una luz pálida que parecía importada de una novela de W. G. Sebald”. Pero el conjunto no es más que su credo rezado una vez más: conquista y tiranía del arte sobre la fragilidad de carne y hueso. Amén.

MARIENBAD ELÉCTRICO, de Enrique Vila-Matas. Caja Negra, 2015. Buenos Aires, 121 págs. Distribuye Escaramuza.

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Enrique Vila-Matas

nuevo enrique vila-matasMercedes Estramil

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