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El arte después del cáncer

Clarita Berenbau rompe el tabú: escribe y habla sobre el tumor mamario que padeció y se inaugura muestra sobre su historia.

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Por: Miguel Bardesio

Clarita Berenbau había finalizado el ciclo de Vamos en Canal 12. Y se preparaba para transmitir desde el Hotel Conrad un ciclo diario que iría por radio Sarandí y Milenium FM. Todo regio: era un desafío, la primera conducción en solitario para esta periodista que entonces tenía 27 años. Pero algo estaba pendiente, un bulto en un seno la tenía preocupada, aunque ella, positiva como siempre, pensó que se trataba apenas de una inflamación. Responsable, fue a su ginecólogo y se hizo una mamografía y una punción, lo hizo como un trámite, algo para cumplir e irse tranquila. Todo lo demás: impecable, se iba un año espectacular, tupido de trabajo y aprendizaje en tele, radio y en la facultad de Comunicación y la familia no podía andar mejor: recién se había casado con el hombre que amaba. Afuera, el auto la esperaba, cargado con todo lo necesario para un mes de movida puntaesteña.

De pronto, 28 de diciembre de 2007, la llamada. "Tengo malas noticias, es cáncer", le dijo su ginecólogo.

"La llamada", "La muerte", "quimioterapia", "Boston", "El club del gato"... son algunos de los subtítulos que Clarita eligió para las páginas de un libro-diario que está escribiendo con el proceso de su enfermedad. Algunos fragmentos llegaron a manos del artista plástico Gastón Izaguirre que resolvió pintar las sensaciones de la comunicadora. El resultado se ve desde el miércoles en el Hotel Regency Golf donde abrió la muestra "Salú!" con las obras de Izaguirre sobre los textos de Berenbau.

Hoy, Clarita tiene 29 y está recuperada. Cirugía, más quimio y radioterapia sanaron el cáncer; en setiembre de 2008 había terminado el tratamiento, había terminado una etapa.

La siguiente fue un cambio total en su vida: "Antes, yo era muy feliz, pero vivía al límite. Me tomaba con mucha responsabilidad el trabajo: la tele, la radio, la facultad; era una leona. Hoy, cambiaron mis ritmos y mis prioridades. Priorizo mucho más estar en familia, tomarme mis tiempos. Si no llego a una reunión, no llego y listo. O terminaba mi programa de Tele y estaba armando y presentando proyectos y me ponía súper ansiosa. Hoy, si sale, bárbaro y si no también", asegura.

Hoy, el día laboral de Clara Berenbau se consume en el vespertino Viva la tarde de radio Sarandí, la facultad de Comunicación, donde cursa el último año de carrera y la escritura del libro testimonial que incluirá su historia y la de otras mujeres que han pasado (y pasan) por el cáncer. Todas integran el grupo "El club del gato" formado por Clarita y Pamela. Lo de gato, claro, viene por las pelucas que deben usar para sustituir el pelo que se cae con la quimioterapia.

-¿Por qué resolviste contar tu experiencia?

-Cuando me diagnosticaron, se desmoronó el mundo. Pensé que me quedaban dos, tres meses de vida. Entré en un llanto terrible y en medio de todo eso, mi familia había sacado pasajes para Estados Unidos, donde vive mi tía que es oncóloga y que decía que debía haber un error, algo, porque no había ningún antecedente en la familia. Pero antes de irme, me llamó el cura que me había casado. Además de triste, yo estaba muy enojada: "¿por qué me pasó esto?", "¿qué carajo hice". Y él me respondió: "Clari, no es por qué, es para qué. Por algo te pasa a vos, de algún modo vas a salir adelante y vas a poder a ayudar". De ahí empecé a pensar de ese modo: bueno, yo soy una comunicadora, una periodista, esto tengo que contarlo y lo asumí por otro lado. Además, siempre me gustó escribir, hacía diarios de chica y empecé a hacerlo durante la enfermedad, con todos sus pasos.

-¿Ese es el libro que va a salir?

-Sí, va a estar mi testimonio, pero también el de otras 13 mujeres que pasaron por lo mismo. Porque otra de las cosas importantes que sucedieron fue que a raíz de que lo conté en los medios, empecé a conocer a otras mujeres con cáncer. Y formamos "el club del gato", que hoy integramos 32 mujeres; nos reunimos, conversamos. Más allá de que el médico te diga lo que te va a pasar, es importante hablar con alguien que está en la misma. Yo, por ejemplo, conocí a Pamela, que fue y sigue siendo como mi hermana. Entonces, mi para qué tuve cáncer creo que viene por ese lado: poder contarlo y conocer a otras mujeres que pasan por lo mismo. El cáncer es un tabú que hay que desmitificar, hay que hablar de él y perderle el miedo.

-¿Usaste gato?

-Claro. A la radio fui muchas veces con él. Hice una transmisión para Canal 4 con gato también. Cuando se venía la quimioterapia, después de la operación, yo resolví pelarme. Me había dicho una chica que era muy difícil el momento en que empiezan a caerse los mechones. Entonces, antes de todo eso, me pelé. Tengo mucho humor negro y siempre embromaba con eso. Llegaba a la radio, por ejemplo, y decía: "nadie me va a decir nada del gato". Cuando te pelás es el momento en que el cáncer se vuelve real. Te mirás en el espejo y decís: "la pucha, tengo cáncer, no era una pesadilla". Entonces, el humor ayuda mucho a bajar la angustia.

-¿Cómo recordás tu vida anterior?

-Siempre fui muy feliz. Trabajo en lo que me gusta desde hace muchos años, tengo una familia divina, un marido que lo amo. Pero pienso que el estrés, toda la responsabilidad que le ponía al trabajo, no era necesaria, ni sana. Está bien ser responsable, pero lo principal son otras cosas. El cáncer es un aviso de que somos mortales; está ahí para decirte algo: "loca, pará la mano porque esto es real". La muerte puede estar ahí nomás, al otro día.

-Te operaste en Estados Unidos y la quimioterapia la recibiste en Buenos Aires. ¿Por qué? ¿Hiciste tratamientos que no hay en Uruguay?

-No, lo único que me hice y que acá por el momento no hay es el PET, un escáner que estoy desde hace mucho luchando para que venga al país. Ahora, parece que fin de año lo van a instalar en el sector público. El resto, todo se hace acá.

-La muestra Salú! es una especie de adelanto. Pero ¿cuándo va a salir el libro?

-Lo estoy escribiendo, la idea es que sea a principios del año que viene. Mi idea es que a través de los testimonios se pierda el miedo a esta enfermedad y que cáncer no es igual a muerte. Hay consejos también para tratar a una persona con cáncer: nunca decir "pobrecito, cómo andás". No, si estamos todos en la misma. O el humor, eso ayuda muchísimo.

-¿Hoy tenés miedo?

-Estoy segura de que no me a volver. Claro, cada seis meses tengo que ir a los controles y se da un poco ese miedo. Pero algo me dice que de nuevo no me va a pasar.

-Hablamos del pasado, ¿qué pensás del futuro? ¿Qué planeas?

-Laboralmente, la radio es hoy mi prioridad absoluta. Trabajo en un medio que es genial, donde todos colaboran con todos. Mi audiencia es genial, mi compañero Juan Sader es un divino. Y en tele, si sale algo, bárbaro y si no, no. He armado algún proyecto, pero respetándome mucho más, tratando de bajar la pelota al piso e ir disfrutando el día a día. El ahora.

-¿Hijos?

-Ahora no. Quiero tener hijos, pero lo voy a hacer cuando me sienta fuerte como para asumir el rol de madre. El cáncer fue muy reciente. Hoy para mí, entrar a un hospital significa tomografía, quimio, miedo, pánico. No puedo pensar en entrar a un hospital para dar a luz. Lo voy superando, pero todavía no es momento.

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