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Continente de agua

Una radiografía sobre los retos de la región frente a un recurso que abunda pero no alcanza a todos. Los gobiernos empiezan a entender la magnitud de la amenaza.

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Pocas regiones del mundo gozan del agua que emana de las montañas, selvas y glaciares que forman la geografía de América Latina.

De México a Argentina, el agua cumple la misión salvadora de brindar un recurso del que no gozan 314 millones de africanos, por ejemplo. Mientras, en esta parte del mundo el acceso al agua potable alcanza niveles del 90% en la mayoría de países.

Sin embargo, esa buena disposición de agua no consigue calmar la sed de millones de personas que aún no reciben este recurso por distintas razones: inequidad, pobreza, corrupción y un desperdicio vergonzoso.

En la provincia de Buenos Aires hay 3,5 millones de personas sin agua potable, según varias ONG. Y en Costa Rica, con cuatro millones de habitantes, apenas un millón tiene alcantarillado. La principal fuente hídrica de miles de personas son los pozos subterráneos, que suelen estar contaminados por los desechos orgánicos.

Venezuela vive una situación dramática de racionamientos en todo el país agravada por el pésimo estado de su infraestructura. Colombia, considerado uno de los países con mayor potencial hídrico del mundo, tiene al borde de carecer de este recurso a casi la mitad de su población, y ahora enfrenta el fenómeno del Niño. "Estamos con la profunda preocupación de una larga sequía", alertó el propio presidente Álvaro Uribe en el foro de Copenhague.

Brasil, que tiene la mayor fuente de agua dulce del planeta, no está mejor: desperdicia el 40% del agua para consumo humano; la media internacional aceptada es del 20%.

Este año, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de México, anunció que las siete presas y embalses del Sistema Cutzamala debían contar con 720 millones de metros cúbicos de líquido, pero ante la falta de lluvias sólo tienen 470 millones de metros y se debe abastecer a 5,5 millones de personas que dependen de esta infraestructura.

Menos dramática es la situación de Chile y Uruguay. Sin embargo, sobre estos países se cierne la amenaza entre 2040 y 2100: que un aumento de las temperaturas acelere el derretimiento de los glaciares en Chile mientras que en Uruguay se culpa al calentamiento global por las recientes inundaciones.

La mala disponibilidad del agua genera serios problemas de salud en Perú. A ello se suma la contaminación producto de la minería ilegal y el cultivo de plantas con fertilizantes y plaguicidas que llenan de químicos el agua de los ríos. En tanto, aunque sin un diagnóstico real sobre los afluentes del Ecuador, se conoce que la mayoría están contaminados por las descargas directas de aguas servidas y desechos industriales.

Hay un denominador común en la mayoría de los países afectados por la escasez de agua o el mal manejo de ellas: la inequidad y la pobreza. En Puerto Rico, el 3% de la población no recibe agua de la Autoridad de Acueductos porque no cuentan con capacidad económica para tener los sistemas de abastos de los que se suplen.

El desequilibrio también es evidente en el excesivo uso de agua para cultivos y el consumo residencial ilimitado.

Reservas aseguradas. Podría decirse que el eje que conforman Uruguay, Argentina y Chile es una de las zonas con menos histeria en materia de suministro de agua y calidad de la misma. Pero allí la amenaza va de la mano del hombre y del progreso.

El gobierno uruguayo, por ejemplo, atendió a tiempo la emergencia derivada de una sequía en el verano de este año a través del abastecimiento de pozos.

No obstante, aunque para el Ejecutivo "la actividad minera es pequeña y la producción forestal o agropecuaria no significan grandes peligros respecto al agua", organizaciones ambientalistas creen que la forestación es una amenaza clara. (ver recuadro)

Chile, por su parte, posee una de las reservas de agua potable más grandes gracias a una red de 3.100 glaciares que, según el reciente Registro Nacional de Glaciares, cubren una superficie de 20.188 kilómetros. Pero apenas el 4,4% del recurso se destina a consumo humano y más del 85% va a la agricultura.

Tal vez la situación más desfavorable la vive Argentina, donde 7,5 millones de personas no cuentan con acceso al agua y casi la mitad del país no tiene acceso a redes sanitarias seguras. No se trata de falta de recursos hídricos sino de una mala distribución. El 85% del total está concentrado en la Cuenca de la Plata, que sólo cubre el 30% del territorio, mientras las cuencas áridas y semiáridas disponen de menos del 1% de los recursos.

El agua subterránea podría ser la solución de tal inequidad pero, de acuerdo con el Consejo Hídrico Federal argentino, es alarmante la continua y acelerada degradación de la calidad de ese reservorio: en las regiones dedicadas a la actividad agrícola-ganadera, es frecuente tanto la contaminación por nitratos -relacionada con el volcado de desechos humanos- como la salinización por sobreexplotación de esa fuente subterránea.

EL NORTE CON PROBLEMAS. México vive una escasez de agua lluvia como resultado del cambio climático. A ello se suman la sobreexplotación de los mantos acuíferos de los que se extrae un 75% del caudal, la contaminación de esos cuerpos, una mínima capacidad de tratamiento del agua residual y el elevado costo de llevar el líquido a cada casa o negocio.

Las autoridades federales y estatales calculan que en el valle de México el déficit de agua es de siete mil litros por segundo, suficiente para abastecer a poco más de dos millones de personas.

De acuerdo con un estudio de la Universidad Iberoamericana, en la zona metropolitana hay 970 pozos de extracción que bombean líquido desde profundidades que van de los 70 a los 400 metros.

De esos pozos se extraen 1.300 millones de metros cúbicos cada año, lo que excede entre un 40% y 80% la capacidad de recarga natural "poniendo al agua subterránea como un recurso no renovable", se advierte en ese estudio de 2007.

En el Distrito Federal se consumen 35 mil litros de agua por segundo y se echan al drenaje 22 mil. De esa última cantidad, sólo recibe tratamiento un poco más de tres mil litros por segundo, que se utilizan para regar parques, jardines y abastecer a los canales de Xochimilco.

Puerto Rico vive una situación privilegiada. En la isla los niveles del agua subterránea, en la mayoría de los acuíferos, están por encima de lo normal gracias a que en la última década ha llovido bastante. Pero no quiere decir que la calidad haya mejorado: hubo sobreexplotación de los acuíferos costaneros en los últimos 30 años.

Sin embargo, la alta densidad poblacional tiene un impacto en la calidad del líquido superficial por varias razones, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (Usgs, por sus siglas en inglés). Entre esas está la turbidez del agua y la alta concentración de coliformes, originadas en las heces fecales en los pozos sépticos y en ranchos de crianza de animales.

El desperdicio de agua, común a otras regiones del hemisferio, también lo padece Costa Rica, que al año registra pérdidas de 1.000 metros cúbicos por habitante debido a la falta de sistemas de alcantarillado sanitario. Son cuatro millones de costarricenses, pero un millón tiene alcantarillado.

El 70% de la población sustituyó esa deficiencia por tanques sépticos, pero esa iniciativa pone en riesgo la calidad de las aguas subterráneas, cuya afectación se desconoce por falta de estudios técnicos.

desperdicio en el amazonas. La imagen de la escasez de agua y de lucha por conseguirla es común, vaya ironía, en el eje de naciones que comparten uno de los sistemas hídricos más importantes del mundo: el Amazonas.

No obstante, la sobreexplotación del recurso, el desperdicio, la falta de infraestructura, un obsoleto manejo tarifario, el calentamiento global, la contaminación de ríos y quebradas y fenómenos de corrupción, tienen en riesgo el suministro.

La falta de asistencia técnica en vastas zonas de Brasil genera desperdicios de agua en la agricultura que pueden llegar hasta el 40%. Solo los grandes hacendados pueden pagar esa asistencia, pero no el grueso de pequeños productores que producen la comida para el país.

El desperdicio del recurso también es evidente en el área urbana. Según la consultora H2C el brasileño gasta cinco veces más agua (200 litros/persona/día) que lo establecido por la Organización Mundial de la Salud. "El consumidor tiende a creer que el agua viene del grifo y no de un manantial", dice Samuel Barreto, del programa Agua para la Vida del WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza, por sus siglas en inglés).

El Foro de Recursos Hídricos de Ecuador asegura que en el país hay agua suficiente, el problema es que existe una inequitativa distribución. Por ejemplo, en la parroquia Urcuquí, en Imbabura, están disponibles 411 litros, de los cuales 369 van a una docena de haciendas y el resto es para más de 1.000 pobladores.

El informe anual de la Defensoría del Pueblo de Colombia sobre calidad del agua advierte que 21 millones de colombianos viven en lugares que tienen dificultades para mantener una disponibilidad apropiada del líquido que cubra la demanda de sus habitantes.

Los racionamientos serían frecuentes en más de la mitad del país si no se cuidaran las fuentes hídricas. Una situación a la que seguramente no se hubiera llegado si en décadas pasadas la corrupción no hubiera hecho de las suyas.

Un informe de la Procuraduría General revelado el año pasado indicó que entre 1996 y 2003 se desperdiciaron más de 500 mil millones de dólares que el gobierno giró a los municipios para frenar los líos de saneamiento. Según el Ministerio Público, si esos recursos se hubieran invertido adecuadamente, los más de 16 millones de colombianos que hoy no tienen agua la estarían recibiendo.

Venezuela revela hoy imágenes estremecedoras de la gente en busca de agua en las laderas de las montañas que circundan a la capital. Mario Dubois, profesor de la Universidad Central, asegura que uno de los problemas centrales está en la pérdida del agua en las tuberías de Caracas -que puede oscilar entre 30% y 40% del total- por el pésimo estado de su infraestructura.

A esto se suma el derroche. Los venezolanos consumen 330 litros por persona diarios y el esquema tarifario genera una lógica perversa. "Subsidia a los más pudientes y perjudica a los más pobres, que no reciben obras para atender sus necesidades", dice Arnaldo Gabaldón, ex ministro de Obras.

Entre tanto, el BID señaló a comienzos de año que Perú está por debajo del promedio en agua y saneamiento a pesar de que cuenta con tres regiones hidrográficas: la vertiente del Pacífico, del Amazonas y del Titicaca.

El problema radica en la distribución de la población y la actividad económica. En la vertiente del pacífico, donde está ubicada Lima con 7.605.742 habitantes, vive el 70% de la población y sólo cuenta con el 1,80% de disponibilidad de agua del país; mientras que en la vertiente del Amazonas hay una disponibilidad de agua del 97.70% debido a la gran cantidad de ríos, pero allí sólo vive el 26% de los peruanos.

La otra amenaza latente es el calentamiento global y la pérdida de gla ciares que alimentan las principales fuentes de agua para la población. Perú cuenta con el 70% de los glaciares andinos, sin embargo, en las últimas dos décadas, se ha perdido más del 20% de la superficie de estos.

Las legislaciones en materia de agua han avanzado. En varios países el agua adquirió rango ministerial. En otros se endurecen normas para evitar el derroche. Pero mientras se mantengan las condiciones de desigualdad y el agua siga siendo un bien cada vez más excluyente y no se consuma de forma sustentable, la región estará condenada a pasar de la prosperidad hídrica que brinda su paisaje a la ruina ambiental.

La prioridad del agua

Decisión política y conciencia ciudadana son claves para que la región evite una emergencia por falta de agua. En algunos países el tema es prioridad en la agenda oficial, en otros se estudian reformas constitucionales sobre el tema y en algunos se emplean estrategias básicas que ayudan a un consumo responsable.

Con agua potable y casi sin riesgos

El 98% de los uruguayos tiene acceso al agua potable, indicó la Dirección Nacional de Aguas y Saneamiento (Dinasa) del Ministerio de Vivienda. Y se trata de un agua de muy buena calidad.

María Selva Ortiz, integrante de la Comisión Nacional de Defensa del Agua y de la ONG Redes Amigos de la Tierra, calificó el porcentaje de accesibilidad al agua potable como "muy elevado" en la región.

En el verano 2009, la sequía afectó a todos los departamentos del sur como parte del fenómeno La Niña. Desde entonces, OSE abastece -con el Ejército- a un centenar de pueblos.

Hasta los asentamientos de Montevideo tienen acceso al agua, tras un convenio por el que pagan 50 pesos mensuales.

Uruguay fue el primer país que incorporó en su Constitución el acceso al agua y saneamiento como derecho humano fundamental. En octubre de 2004 un referéndum concluyó que los servicios de administración del agua debían permanecer en manos estatales.

Para José Luis Genta, director nacional de Aguas y Saneamiento del Ministerio de Vivienda, no hay grandes amenazas al suministro de agua. "La actividad minera es pequeña, y la producción forestal o agropecuaria no significan grandes peligros".

Ortiz no piensa igual. La dirigente ambientalista cree que la forestación es una amenaza clara. Y pone un ejemplo: la cuenca del arroyo de Rocha, que dota de agua a todo el balneario y la capital departamental, se ha visto en peligro por el crecimiento constante de la forestación. La zona es considerada de prioridad forestal. Para tales efectos, OSE y la Dinasa han creado una Comisión de Cuencas que realizará un monitoreo de las cuencas del país.

"Lamentablemente hoy no hay un diagnóstico. Es uno de los objetivos del plan de recursos hídricos", dijo Genta.

Las Cifras

35.000

litros de agua por segundo se consumen en el populoso Distrito Federal mexicano

62%

de la población del área rural ecuatoriana no tiene acceso al agua potable.

1

millón de los cuatro millones de costarricenses tienen acceso a alcantarillado.

20%

de la superficie de los glaciares peruanos se ha perdido en los últimos 20 años.

90,47%

de los pobladores del municipio porteño, Malvinas Argentinas no accede a agua potable.

El Niño ayuda a empeorar

En Venezuela, El Niño y la sequía que exprimió el embalse de Lagartijo -uno de los tres grandes que surte Caracas- agravó un cuadro preocupante por los retrasos en la ejecución de obras, fallas de mantenimiento de redes y rezagos de las tarifas que estimulan el derroche y merman las finanzas y los planes de inversión.

Contaminar al estilo carioca

Desde 1502, Rio de Janeiro tiene una larga historia de errores cuando el asunto es agua. Con 187 ríos, 42 canales, 10 riachuelos, cuatro arroyos, dos zanjas, seis valões, la metrópolis tendría un buen potencial hídrico si no fuera por la polución que va con la corriente. El curso del agua que dio nombre al pueblo del lugar es un ejemplo emblemático de esa negligencia

Bautizado por indígenas en 1503, el Río Carioca, otrora fuente de agua potable, acumula enormes cantidades de basura.

Tarifas contra el desperdicio

El gobierno del DF ha planteado aumentar las tarifas como una medida para combatir el desperdicio. Se aplicarían por manzana y de acuerdo con el nivel de infraestructura y desarrollo en cada área. El gobierno local propone también aplicar un aumento de 10% en la tarifa durante el verano. Para las autoridades locales es importante reducir el subsidio en las tarifas de agua, pues al Sistema de Aguas le cuesta 10 mil millones de pesos al año llevar el líquido a los capitalinos, pero sólo recauda 4.500 millones.

Recursos blindados

Desde 2008 quedaron blindados recursos que sólo pueden destinarse a la construcción de un acueducto, un alcantarillado o en perfeccionar la llegada de agua a los hogares. Cada mandatario sabe el monto anual para invertir en agua potable. Así puede planear endeudarse sobre cantidades exactas o "hipotecar" esos recursos. Para ello se creó un Viceministerio de Agua en 2006 y se reformó la Constitución para que los dineros para agua y saneamiento llegaran a una bolsa que funciona sólo para eso.

Bien nacional público

El tema en Chile se maneja con una política de derechos, transables como cualquier bien. Estos derechos de propiedad fueron fijados por el Código de Aguas de 1981. Se asignan en forma definitiva y a perpetuidad y la creación de un mercado para dichos derechos. Se anunció un proyecto de reforma constitucional para modificar el marco jurídico de tales derechos. La idea sería asignar al agua la calidad de bien nacional de uso público y establecer la caducidad de los derechos si no hay uso de la misma.

Más políticas de conservación

Perú quiere que para 2011, el 98% de las aguas residuales sean tratadas con la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales. La Política Nacional del Ambiente (a regir en 2011) promueve el conocimiento científico y tecnológico de las medidas de prevención de los efectos de la contaminación del agua sobre las personas, los ecosistemas y los recursos. El gobierno promovió una campaña por la que 500 mil hogares de Lima y Callao cambien las antiguas griferías e inodoros por equipos que ahorren agua.

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