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Misión aérea por Kosovo

James Berisha recorre América para que reconozcan a su país

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Es un hombre con una misión. James Berisha salió de El Paso, Texas, el 25 de mayo y desde entonces, montado en su pequeña avioneta Cessna, ha aterrizado en todas las ciudades que le fue posible para promocionar su causa: que el mundo reconozca Kosovo, su país. Su lema es Flying for Kosovo.

El padre de Berisha murió cuando las tropas serbias arrasaron con Brestovc, su pueblo. Allí murieron 60 personas, cuenta Berisha, quien llegó a Montevideo el martes desde Buenos Aires y planeaba el fin de semana estar en Asunción. En un pueblo vecino, recuerda, mataron a 100. Las matanzas fueron parte de la guerra lanzada por Slobodan Milosevic para la construcción de una Gran Serbia en lo que supo ser Yugoslavia. En esa campaña de 10 años murieron unos 10.000 albano-kosovares y Milosevic murió en La Haya esperando su juicio por genocidio. Según la ONU, hubo más de 848.000 refugiados y 3.000 desaparecidos .

Kosovo declaró su independencia, unilateralmente, en febrero de 2008. Desde entonces, 62 países lo reconocen como Estado. El viaje de Berisha es para concientizar a los países latinoamericanos sobre la necesidad de que Kosovo sea reconocido como Estado soberano. Uruguay figura entre los que no lo reconocen. En la región sólo lo han hecho Panamá, Perú, Colombia, Costa Rica, Belice y República Dominicana.

Esa es la razón del viaje de Berisha. "¿Por qué no reconocen a mi país?", dijo a Qué Pasa, durante su estadía de 48 horas en Uruguay . Su agenda incluye siempre medios periodísticos y casi nunca funcionarios de gobierno. En total aterrizará su Cessna de cuatro plazas en 85 aeropuertos de 30 países. Su bitácora de vuelo se puede leer en www.flyingforkosovo.com.

Piloto de profesión, asegura haber detenido sus actividades particulares para atender la urgencia de que su país sea reconocido como un Estado. Aunque el gobierno kosovar sabe de su misión, no financia el proyecto. Los 100.000 dólares que cuesta el viaje se juntaron con donaciones de la diáspora kosovar. En Montevideo se quedó en un hotel de dos estrellas.

Berisha, que tiene 37 años y anda por la vida con su uniforme de piloto, asegura que su país está saliendo del pozo económico y social que dejó la guerra y que en menos de una década ingresará a la Unión Europea. "Tanto Albania como Kosovo están mejor, y las relaciones con Serbia son buenas ya que todos quieren olvidar el pasado para seguir adelante", dijo Berisha. Él también quiere los mismo: una vez que termine su periplo, quiere volver a El Paso y a su vida como instructor de vuelo.

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