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Ramón Gómez de la Serna

LO QUE defiende a las mujeres es que piensan que todos los hombres son iguales, mientras que lo que pierde a los hombres es que creen que todas las mujeres son diferentes.

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El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero.

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Los que matan a una mujer y después se suicidan deberían variar el sistema: suicidarse antes y matarla después.

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Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.

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El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.

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¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la Tierra?

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Eso de creer que el loro no sabe lo que dice es no querer ofender, pero el loro nos mira cuando nos insulta.

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El sueño es un depósito de objetos extraviados.

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Los recuerdos encogen como las camisetas.

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No hay que tirarse desde demasiado alto para no arrepentirse por el camino.

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La prisa es lo que nos lleva a la muerte.

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El más sorprendido por la herencia es el que tiene que dejarla.

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Por los ojos nos vamos de la vida.

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Nos sorprende ver en la tienda de antigüedades la taza en que tomábamos el café con leche cuando éramos niños.

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La medicina ofrece curar dentro de cien años a los que se están muriendo ahora mismo.

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En lo que más avanza la civilización es en la perfección de los envases.

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Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.

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La historia es un pretexto para seguir equivocando a la humanidad.

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No confiéis demasiado en vuestro propio corazón, porque él os fallará en definitiva.

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No debemos ser cómplices ni de nosotros mismos.

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A un mentiroso sólo lo cura un sordo.

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La mayor ingenuidad del novel círculo literario es el nombramiento de tesorero.

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El lector -como la mujer- ama más a quien le ha engañado más.

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Al cine hay que ir bien peinado, sobre todo por detrás.

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No hay nada que desoriente tanto como un número de teléfono que hemos apuntado y que no sabemos a quién pertenece.

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Hay tipos a los que es tan difícil sacarles una idea de la cabeza como el tapón que se ha hundido en la botella.

RAMÓN GÓMEZ de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963) fue un escritor vanguardista, inventor del género literario conocido como greguería, aforismos que conjugan humor y metáfora poética. Escribió también novelas, ensayos y biografías.