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La película uruguaya que nunca fue

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EN ENERO de 1959 todo parecía indicar que los planes para filmar Ismael en territorio uruguayo revestían rasgos de seriedad. Se trataba de una película en régimen de coproducción con Italia, de tono épico y filmación en CinemaScope y colores, con elenco internacional. Por la parte nacional figuraba la empresa Puma Films, representada por el Sr. Aldo Gatto, y por Italia la Olympic Film Produzioni Cinematografiche, representada por Oscar Brazzi, hermano del famoso Rossano y con actividad reconocida en el cine de la península. Era claro que para un cine uruguayo que nunca terminaba de despegar, ésta podía ser una ocasión inmejorable de mostrarse al mundo y de atraer posteriormente nuevos capitales para crear una industria más o menos estable. Todo dependía del éxito de la empresa y nadie parecía dudar de ello.

Las únicas películas uruguayas que habían obtenido éxito público estaban separadas entre sí por 20 años. El pequeño héroe del Arroyo de Oro (1929), crónica de un publicitado hecho de sangre reciente, se beneficiaba de la actualidad del drama del niño Dionisio Díaz y de una narración sobria y casi documental. Detective a contramano (1949) era una comedia al estilo porteño, muy popular por entonces, con el cómico radial Juan Carlos Mareco (Pinocho). Todo lo demás, incluida una adaptación de la novela de Dumas Los tres mosqueteros (1946, filmada en el castillo del Parque Rodó y en las escalinatas del Parque Capurro) y la reconstrucción del Desembarco de los 33 Orientales (1952, con diálogos declamatorios y estilo amateur), habían sido intentos aislados de consolidar un cine uruguayo que no encontraba respuesta del público ni mercados extranjeros que salvaran la inversión. Ismael, con equipo italiano que aseguraba al menos un toque profesional, podía ser esa oportunidad tan esperada y esquiva. Hubo mucha publicidad en su entorno.

ENOJADO CON LA PRENSA. A fines de enero ya estaba el director Goffredo Alessandrini en Montevideo y no le gustó lo que un cronista de El País había dicho sobre él. Posiblemente Alessandrini (nacido en 1904) ignorara que en Uruguay había mucha gente que sabía de cine y que había contribuido a cimentar la famosa cultura cinematográfica nacional. Luego de varios festivales en Punta del Este, revistas especializadas, un par de cineclubes con gran actividad y ciclos de Cine Arte en el Sodre, era presumible que se investigaran los antecedentes de cualquier personalidad que viniera a hacer una película en Uruguay.

Se supo entonces que Alessandrini había estado casado con Anna Magnani (lo estaba aún, dado que el divorcio en Italia no era viable) y que había tenido una extensa y no muy destacada carrera desde 1932, con películas en su mayoría de propaganda fascista, lo que le ocasionó algunos problemas en 1944. De hecho no había dirigido ninguna película desde 1950 y no había leído la novela de Eduardo Acevedo Díaz en que se basaba Ismael.

El enojo de Alessandrini consistía en que no se había valorado suficientemente su carrera, donde había espectáculos épicos con manejo de miles de extras (de ahí su elección para Ismael) y varios premios en festivales de Venecia, no primeros premios pero distinciones al fin. No quiso que lo confundieran con un director de comedias (y menos las de la época de los "teléfonos blancos" muy vinculadas con la era mussoliniana) y declaró que no le interesaba el neorrealismo italiano, cuyas películas ni siquiera veía (especialmente Umberto D, de Vittorio de Sica).

De hecho, en Uruguay se habían estrenado hasta entonces ocho películas de Alessandrini, incluidas Caravaggio (1941), Furia (1947) y El judío errante (1947, con un juvenil Vittorio Gassman). En tres de ellas trabajaba Rossano Brazzi, hermano del productor. Ninguna de ellas había recibido especiales elogios, lo que no obstaba para que él considerara que esos antecedentes le habían valido su elección para venir a Uruguay desde El Cairo (donde residía desde 1952) a dirigir una coproducción ambiciosa. No le importaba conocer sólo un esbozo de libreto de Ismael y prácticamente nada del Uruguay y sus guerras emancipadoras. Pensaba en cambio que una película filmada aquí, aun con sus deformaciones históricas, podía hacer lo mismo por Uruguay que La fuente del deseo (Three Coins in the Fountain, 1954) o Locura de verano (Summertime, 1955) habían hecho por el turismo italiano, a pesar de sus alegadas falsedades localistas.

NO QUIERE SER ISMAEL. El director también opinaba que el actor norteamericano John Derek tenía el físico apropiado para hacer de un gaucho de 1811, algo que ni el propio Derek creía. El actor había sido contratado por Olympic Film el 20 de enero de 1959 y llegó a Uruguay a mediados de febrero acompañado por su esposa, una desconocida actriz suiza llamada Ursula Andress, dos años antes de su salto a la fama como la primera chica Bond. En ese entonces, Derek no pasaba por su mejor momento. Había surgido como figura juvenil junto a Humphrey Bogart en Horas de angustia (Knock on Any Door, 1949, de Nicholas Ray) y pronto se convirtió en un galán carilindo de escasa expresividad en films de aventuras y westerns. Sus dos últimos trabajos en películas importantes lo mostraban integrando grandes repartos en Los diez mandamientos de Cecil B. De Mille (1956) y Omar Khayyam de William Dieterle (1957), pero con papeles secundarios.

Derek tampoco había leído la novela de Acevedo Díaz y el libreto le parecía horrible. Lo que habían escrito Ennio de Concini y Duccio Tessari no se ajustaba a su idea sobre la película. Él la imaginaba como un western y a sí mismo como un aventurero que llegaba a estas tierras y se mezclaba en luchas locales. No se veía como un gaucho oriental ni a su hermosa esposa como una china con trenzas. Todo ello le parecía anticuado y escasamente comprensible para públicos norteamericanos, puesto que su único beneficio económico en el film era el que pudiera extraer de su exhibición en los Estados Unidos. Estaba todo bien con Puma Films pero alguien en Italia había cometido un error. Por lo tanto, renunciaba al papel y se iba de Uruguay, lamentando que la gente comprometida en Ismael no fuera a Hollywood para ver cómo se hacen las películas. El 25 de febrero, Oscar Brazzi da por rescindido el contrato con John Derek y Ursula Andress en condiciones amigables. No hay protagonista para la película.

LOS EXTRAS EN CONFLICTO. Por la misma fecha de la renuncia de Derek, un grupo de gente que había sido seleccionada por Puma Films para los papeles de extras en escenas de batalla a rodarse en el departamento de Lavalleja se levantó en conflicto. Según un comunicado emitido el 27 de febrero, el Comité de Emergencia de Extras de Puma Films protestaba que la empresa no solamente no había comenzado la filmación, sino que el libreto aún estaba en elaboración, que fueron "apalabrados" para escenas de riesgo pero en los entrenamientos no había personal especializado, que había riesgo de accidentes, que no había contratos firmados ni gastos de locomoción y que la única remuneración "ofrecida verbalmente y nunca cumplida" era la suma de $ 10 (diez pesos), una cantidad "irrisoria". Por ello, emplazaba a Puma Films a una "discusión de alto nivel cultural" llamando simultáneamente a conferencia de prensa para ese mismo día.

El asunto es que Puma Films había declarado públicamente a principios de febrero que disponía de los fondos necesarios para empezar la película pero hasta el momento no había contratado extras ni intérpretes locales como cierta prensa había informado erróneamente. El único uruguayo contratado era el actor Aníbal Pardeiro. Además de Alessandrini y Brazzi, se encontraban ya en Uruguay el colibretista Duccio Tessari y los técnicos Carlo Lastricatti y Amerigo Gengarelli. El 3 de marzo, la empresa convocó a conferencia de prensa para anunciar que el plan se mantenía en vigencia y que se había contratado a los actores Ettore Manni (Ismael), Eleonora Rossi-Drago (Felisa) y Rossana Podestá (Sinforosa), faltando confirmar a Georges Marchal y Massimo Serato. Los actores locales, además de Pardeiro, serían Domingo Sapelli y Humberto Nazzari. La versión criolla del libreto aún no terminado correspondería a Osiris Rodríguez Castillo, encargado asimismo de la asesoría histórica, la música y letra de cinco canciones y la supervisión del vestuario masculino. No había ningún extra contratado salvo cincuenta domadores de caballos. El Ejército contribuiría con hombres y armas para las escenas de batalla. Los extras "apalabrados" señalaron que la empresa había cometido con ellos una "estafa moral y material" y se mantenían en conflicto, llegando incluso a amenazar con "impedir" la filmación de la película. Puma Films se declaró ajena al asunto.

ANTES DE LA LLUVIA. Mientras Alessandrini filmaba en Minas escenas en exteriores aprovechando los 23 mil metros de película Kodak en Eastmancolor y los equipos de CinemaScope, Ettore Manni arribó el 6 de marzo. Era un actor italiano de discreta fama, 31 años de edad y una carrera de galán recio que incluía Los tres corsarios (Mario Soldati, 1952) y Las amigas (Michelangelo Antonioni, 1955). Dos semanas después llegó Eleonora Rossi-Drago, una hermosa morocha de 33 años y profusa carrera como dama joven del cine italiano y francés (Los siete de la Osa Mayor, 1953, de Duilio Coletti; El caso Maurizius, 1954, de Julien Duvivier; la misma Las amigas) y actriz teatral (Elena en Tío Vania de Chéjov, con dirección de Luchino Visconti). Dijo que había leído el libreto pero lamentaba no haber podido encontrar un ejemplar de la novela de Acevedo Díaz, dificultad que alguien le aclaró argumentando que no había ediciones en italiano.

Nunca llegó en cambio Rossana Podestá aunque sí el francés Pierre Cressoy y el uruguayo-argentino Santiago Gómez Cou, pero la filmación se demoraba por mal tiempo, la ausencia de un libreto terminado y la firme sospecha de que el dinero no alcanzaba. También había fundadas sospechas de que lo que filmaba Alessandrini en Minas tenía poco que ver con la película y mucho con una especie de sinopsis promocional para tratar de conseguir créditos en el exterior. Si Alessandrini hubiera respetado el neorrealismo italiano sabría cómo hacer para filmar con poco dinero, pero gastó el que había en escenas sueltas y nunca llegó a componer ninguna toma con actores. El mal tiempo seguía y dificultaba la filmación en exteriores. Llovió casi sin parar durante todo abril y la situación se transformó en una catástrofe nacional.

EL NAUFRAGIO DE ISMAEL. El año 1959 se recuerda en Uruguay por dos hechos fundamentales. El primero es que asumió el primer gobierno del Partido Nacional en 93 años. El segundo es el de las tristemente célebres inundaciones de abril. También apareció por allí Fidel Castro con su comitiva. El asunto es que el flamante gobierno debió declarar medidas prontas de seguridad ante la amenaza de un colapso energético que inundó la represa de Rincón del Bonete y obligó a severas restricciones eléctricas. La lluvia que caía sin cesar llenó el embalse y probó la firmeza de la construcción de la represa, que resistió el peso sin derrumbarse, pero el temor constante ante ese desastre corría parejo con la depresión ante la oscuridad reinante en espacios públicos, comercios con las vidrieras apagadas, bares iluminados con faroles a mantilla y prohibición de encender artefactos eléctricos de uso doméstico. En el interior, los campos anegados y las carreteras interrumpidas provocaron asimismo una crisis en la producción agropecuaria, además de salvatajes en pueblos inundados y gente que pedía auxilio desde los techos de sus casas.

Con semejante situación, era absurdo pensar en el rodaje de una película como Ismael. Mientras Puma Films se llenaba de deudas que llegaban al millón de pesos, Ettore Manni y la Rossi-Drago caminaban cabizbajos por 18 de Julio sin que la gente se percatara de su presencia, hasta que el 30 de abril se decidió cancelar la producción y reanudarla en setiembre, luego de que los actores cumplieran otros compromisos contraídos en Europa. Ella debía presentarse a trabajar con Valerio Zurlini en Verano violento y él en la producción ítalo-yugoslava Las legiones de Cleopatra. El 1º de mayo en el Parque Hotel se llamó a conferencia de prensa para informar el aplazamiento hasta setiembre. Nadie volvió jamás, en cambio.

Cronistas de la época afirmaron entonces que si bien las inundaciones provocaron el colapso de la empresa, no hubo realmente en ningún momento un plan de filmación coherente porque jamás hubo un libreto terminado ni una idea medianamente aceptable de cómo organizar una coproducción y hacerla posible mediante una inversión económicamente viable. Así terminó una aventura del cine (casi) nacional que demostró justamente cómo no hay que hacer cine nacional. Tal vez no era el momento ni el lugar, pero hubo que esperar cuarenta años para encontrar una fórmula adecuada, en medio de otros tropezones y muchas decepciones.

Los protagonistas

EDUARDO ACEVEDO DIAZ (1851-1921). Escritor y político uruguayo, militó en filas del Partido Nacional y desde 1904 se integró al Partido Colorado de José Batlle y Ordóñez, cumpliendo misiones diplomáticas en el exterior. Autor de la tetralogía de relatos históricos compuesta por Ismael (1888), Nativa (1890), Grito de gloria (1893) y Lanza y sable (1914). También escribió la novela Soledad (1894) y el cuento El combate de la tapera.

GOFFREDO ALESSANDRINI. Realizador italiano nacido en El Cairo (1904), comenzó su carrera en 1928 como asistente de Alessandro Blasetti. Durante la era de Benito Mussolini recibió premios por sus películas de propaganda del régimen: Cavalleria (1936), Luciano Serra-Pilota (1938), Abuna Messias (1939), Noi vivi (1942). También hizo Caravaggio (1940), Furia (1946), El judío errante (1947) y Camicie rosse (1950). En 1957 supervisó Los amantes del desierto, con Carmen Sevilla y Ricardo Montalbán, pero no volvió a dirigir. Falleció en 1978.

ENNIO DE CONCINI. Colibretista de cientos de películas, nació en 1923 y desde 1947 (El judío errante) ha colaborado en títulos importantes y de los otros. Il brigante Musolino (1950, de Mario Camerini), Ulises (1954, Camerini), La guerra y la paz (1956, King Vidor), El ferroviario (1956, Pietro Germi), El grito (1957, Antonioni), El enigma maldito (1959, Germi), La larga noche del 43 (1960, Florestano Vancini), Divorcio a la italiana (1962, Germi) y un largo etcétera. Dirigió Los últimos 10 días de Hitler, con Alec Guinness (1973).

OSCAR BRAZZI. Vinculado a tareas de producción en el cine italiano, fue gerente de producción de Día por día desesperadamente de Alfredo Gianetti (1961) y productor de Casa nueva, vida nueva (Mauro Bolognini, 1959), China se avecina (Marco Bellocchio, 1967) y Una Rosa para todos (Franco Rossi, 1967). También ha sido posteriormente libretista y director. Cuando estuvo en Uruguay alegó haber participado en Suor Letizia (Mario Camerini, 1956), y en Dos mujeres y el infierno (Renato Castellani, 1958), ambas con Anna Magnani. También se atribuyó tareas en La fuente del deseo (Jean Negulesco, 1954) y en Locura de verano (David Lean, 1955, con Katharine Hepburn). En ambas trabajaba su hermano Rossano Brazzi.

DUCCIO TESSARI. Libretista y director italiano nacido en 1926, trabajó en coproducciones con Alemania (Kanonen Serenade, 1958, de Wolfgang Staudte con Vittorio de Sica) y en dos películas con Maria Schell sin figurar su nombre en los créditos (Huracán en las almas, Pecar fue mi destino). En Italia trabajó como colibretista y director en mucho film histórico de clase B y en la divertida Los hijos del trueno (1963, con Giulianno Gemma), para dedicarse al spaghetti-western. También hizo en Francia Zorro (1975, con Alain Delon). Falleció en 1994.

JOHN DEREK. Actor norteamericano nacido en 1926. Tuvo un primer papel importante en Horas de angustia (Nicholas Ray, 1949) y luego en Decepción (All the King’s Men, de Robert Rossen, 1949) que ganó el Oscar de ese año. Se estableció como galán juvenil en aventuras como El temible Robin Hood (1950), La espada de Montecristo (1951), El príncipe de los piratas (1953) y Los amantes persas (1954). Estuvo diez años casado con Ursula Andress y luego se casó con Bo Derek al mismo tiempo que se dedicaba a producir y dirigir películas para lucimiento de su desvestida esposa, conocida como "La chica 10" (Tarzán el hombre mono, Bolero). Era peor como director que como actor, aunque sin calzar los puntos bajos de Armando Bo. Falleció en 1998.

ELEONORA ROSSI-DRAGO. Actriz italiana nacida en 1925, trabajó desde 1949 como dama joven en Los piratas de Capri (Edgar Ulmer, con Louis Hayward) y luego en Tres historias prohibidas (1952, Augusto Genina), Los siete de la Osa Mayor (1953, de Duilio Coletti), El caso Maurizius (1954, de Julien Duvivier), Las amigas (1955, de Antonioni), Kean, genio y figura (1957, de Francesco Rosi) y El enigma maldito (1959, de Germi). Con Verano violento (1959, de Zurlini) obtuvo un gran éxito que la consagró como actriz madura aunque no volvió a tener papeles de gran categoría.

ETTORE MANNI. Actor italiano nacido en 1927, casi siempre en segundo plano o primeros papeles en films de escasa importancia. En aventuras como Los tres corsarios (Mario Soldati sobre Emilio Salgari, 1952) o comedias como Dos noches con Cleopatra (1954, haciendo de Marco Antonio contra Alberto Sordi y Sophia Loren) lucía su apostura, pero sus dotes actorales eran discretas: Las amigas (1955, de Antonioni), Marisa la coqueta (1957, de Bolognini, con Marisa Allasio). Luego se dedicó a los "peplums", o films históricos de bajo presupuesto, donde encabezó el reparto hasta ir descendiendo a papeles secundarios en spaghetti-westerns de ínfima categoría. Falleció en 1979.

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