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En Semana Santa, en Av. Italia y Mariscala, ya está el Circo Portugal, todos los días en tres funciones: 15 horas, 17:30 horas y 20:30 horas. Las entradas van de $ 150 a $ 400 y los palcos para cuatro valen $ 2400.

"Son dos horas de actuación, con muchas atracciones, que llevan adelante 130 artistas. Tenemos muchos números de acrobacia, el Globo de la Muerte, con seis motos, un número de las aguas danzantes al mejor estilo de París, y un elenco con muchos jóvenes, con mucha energía. Hemos recorrido toda América Latina, Sudáfrica y Europa, y esta es la primera vez que venimos a Uruguay", explicó a El País Marcos Silva, director general del circo.

En un español mezclado con portugués, el artista relata que la enorme compañía tiene integrantes "de los cinco continentes. Hay africanos, europeos, brasileños, argentinos, chilenos, gente de muy distintas nacionalidades: hasta tenemos un uruguayo también, que se llama Ricardo".

El espectáculo dura dos horas pero luego de una hora y 20 minutos se hace un intervalo de 10 minutos. Circo Portugal nació hace 72 años y ya cuenta con ocho generaciones de artistas.

"No tenemos animales", adelanta Silva, relatando que muchas de las pruebas que realizan se han transmitido de una generación a otra. "Es una tradición que se mantiene y a la vez se renueva", comenta.

Sobre los números más complicados, Silva explica que: "Quizá la rueda de la muerte, con seis motos en una esfera de un diámetro de tres metros y ochenta centímetros: ahí no puede haber fallas, todo está jugado a las máquinas y al hombre". Acrobacia, ballet aéreo, saltos mortales, mucho malabarismo, contorsionismo, ilusionismo: todo se irá alternando a muy buen ritmo, promete el director.

De cómo es vivir itinerante, Silva cuenta: "Venimos con tráilers muy bien equipados, vehículos que tienen todas las comodidades, desde aire acondicionado a microondas, como si fuese una casa rodante. El circo hoy cuenta con 28 contenedores, 19 camiones, es enorme. Y una carpa para tres mil personas, es enorme".

De recorrer América Latina, el director no duda en elogiar al público de Brasil. "El mejor público hoy en día es el brasileño, donde recorremos un circuito muy amplio, que va desde el nordeste hasta el sur. El público de Brasil es muy cálido, y aprecia mucho el circo. Pero también recorremos Argentina, Chile, Ecuador, si es posible llegamos hasta México. En Uruguay nos vamos a presentar en Montevideo, y después en Punta del Este".

Silva tiene 46 años, y se puede decir que nació en el circo. "Mis primeras pruebas fueron en el trapecio, pero también trabajé con los payasos y con animales. Y mucho de acróbata: porque en el circo, todos tenemos que hacer de todo un poquito", comenta Silva con tranquilidad y firmeza.

"Trabajé con cinco elefantes. Los animales son los mejores amigos del hombre. El elefante no es peligroso, es un animal tranquilo. En realidad, todo es peligroso si tú los peleás. También a un ser humano, si uno no lo trata bien, puede resultar peligroso", dice entre risas.

Silva no parece promover una visión lírica de la vida circense. Por el contrario, dice que la vida en él es bien parecida a la vida en cualquier otro trabajo. "Somos 42 familias, y cada una tiene su independencia. El artista de más edad tiene 88 años, y el más joven, cuatro años, y dice que ya quiere hacer el Globo de la Muerte".

Sobre si es agotadora la vida itinerante, contesta: "Todo lo que uno hace, te tiene que gustar hacerlo".

El Circo Portugal tiene una carpa italiana que costó un millón de dólares y que promete ser fuerte. "Hemos vivido muchas tormentas, pero por suerte tenemos una carpa muy segura, que ha aguantado temporales de hasta 130 kilómetros por hora". Sobre el lucro del negocio, comenta simplemente: "Es como una empresa normal: a veces se pierde, a veces se gana. Nada fuera de lo común".