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La Federación de la Industria Láctea (FTIL) se declaró en conflicto y desde anoche aplica medidas en todas las plantas. El sindicato estima que los primeros efectos sobre el abastecimiento de leche se sentirán el lunes de la Semana Santa.

El plenario del sindicato de trabajadores del sector lácteo se declaró en conflicto y decidió comenzar desde la medianoche de ayer una serie de movilizaciones con paros de una hora y trabajo a reglamento en medio de la negociación colectiva.

La medida afectará el funcionamiento de los distintos sectores de la industria y no se descarta que provoque desabastecimiento en el suministro de leche y sus derivados.

"Trabajar a reglamento implica suspender las horas extras por lo que el volumen de trabajo se reduce en un 20% o 30% en las zonas estratégicas y de salida de la producción. Todo esto llevará a que la medida se sentirá a partir del lunes próximo", señaló a El País Robert Romaso, presidente del sindicato de Conaprole.

El lunes se realizarán asambleas informativas en todas las plantas lácteas del país. "Resolvimos no aplicar medidas de mayor impacto porque no quisimos correr riesgos", señaló.

Los delegados sindicales consignaron a El País que estas medidas "son las primeras" y que "a partir del mes de abril se podrán endurecer en función de las respuestas que tengan del Poder Ejecutivo y los sectores empresariales" en las negociaciones salariales.

Romaso dijo que en principio las medidas parecen leves, "pero estamos ante una semana donde hay muchos feriados donde no trabajamos", lo que va a provocar un retraso importante en la distribución de los productos lácteos.

El plenario de la FTIL se reunió durante la jornada de ayer en la sede de Cuopyc en Juan Lacaze, Colonia, donde se analizó la marcha de las negociaciones, que quedaron truncas hace treinta días.

Las diferencias entre empresas y trabajadores se centran en el valor económico que se le adjudica a la productividad. Desde la negociación colectiva pasada el gobierno insiste en que los aumentos deben estar vinculados a la recuperación por inflación y la productividad de los trabajadores.

Para ello se deben diseñar indicadores que definen el crecimiento del sector y la participación de los trabajadores. Romaso explicó a El País que la FTIL creó un indicador basado en la cantidad de leche procesada y la cantidad de horas trabajadas. Los cálculos de las empresas dan que el aumento sería de 0,9% por año. Los trabajadores rechazan ese guarismo y los empresarios se mantienen en su posición, según consignaron a El País fuentes de ambas partes.

"El Ministerio de Trabajo (MTSS) se comprometió a traer una propuesta y hasta ahora no tenemos nada", dijo Romaso.

Por su parte, el presidente de la FTIL, Heber Figueroa, indicó que se debe operar la voluntad política de la industria láctea que hasta el momento no ha demostrado intención de negociar. Afirmó que los trabajadores se fijan en los indicadores de crecimiento de la industria y entienden que es justo compartir el mismo.

"Se plantea tener un pedacito para los trabajadores", dijo Figueroa en nombre de todos los trabajadores. "Saludamos el crecimiento pero debe ir acompasado con nuestro trabajo", afirmó.

Por otro lado, reclamó que se tenga en cuenta el trabajo que se incumple con la reglamentación sobre horas nocturnas. "Hay sectores que cobran apenas entre 4% y 12 % sobre el salario básico mientras que la OIT recomienda que sea de 25%; la Federación solicita un 30%", afirmó Figueroa.

Participantes del plenario de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) señalaron a El País que los dirigentes principales tuvieron que frenar a los delegados. "Tuvimos que apaciguar un poco los ánimos. Si nos llevamos por los impulsos corremos el riesgo de pasarnos. Había ambiente para medidas mucho más duras", afirmó uno de los dirigentes . "No queremos que falte la leche", agregó.