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Presidente virtual

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Es muy difícil, encontrar una situación semejante a la de Venezuela, con un Presidente que no habita su país, sino otro. Del que no se sabe su real estado de salud y ni siquiera, si está vivo o muerto.

Es cierto que los misterios alrededor del poderoso ocurren allí donde los gobiernos son autocráticos o totalitarios, una más de las grandes diferencias con los regímenes democráticos. Aunque se supone que Venezuela es una democracia, si bien es evidente que en aquella nación no rige el respeto por los principios republicanos, por la separación de poderes, por los comicios sin que el gobernante abuse de los recursos del Estado y de las cadenas de TV, en chocante contraste con las posibilidades del opositor. Demostración de las farsas que se pueden organizar, fue el ver en estos días a Fidel Castro, dictador de la isla por más de 50 años, haciendo la pantomima de votar, cuando bien sabido es que en Cuba, solo hay un partido. Y es justamente a Cuba, adonde se fue el presidente venezolano casi dos meses atrás.

Pero los vínculos con la Cuba castrista no pasan solo por la impenetrable atención médica del Presidente venezolano, sino que la incidencia cubana es mucho más amplia. Actualmente, muchos son los venezolanos escandalizados porque los Registros Públicos y las Notarías hoy están en manos de cubanos, así como la Oficina Nacional de Identidad. Tampoco se resignan a que los hermanos Castro sean los destinatarios de los 4.000 millones de dólares anuales del gobierno de Chávez. Ni a que el gasto público que cuando asumió Chávez en 1998 era de US$ 21 mil millones, pasara a US$ 115 mil millones en 2012. Con el agravante de que ese aumento fue para gasto corriente, despilfarro y corrupción. Todo lo cual ha producido el déficit fiscal más grande de la historia; 18% del PBI y una altísima tasa de inflación.

Si en el 98 había 16 ministerios, ahora hay nada menos que 28, con el consiguiente aumento de costo burocrático. Mientras en ese año, el empleo industrial era de 840.000 puestos, en 2011 había descendido a 540.000. El número de empresas privadas activas bajó de 14.000 a 9.000 en 2011. La política gubernamental ha sido la de quedarse con la mayor parte de la actividad industrial y comercial, lo cual ha ido destruyendo la actividad económica venezolana. Un dato sintomático es que en 1998 las exportaciones de petróleo representaban el 77% del total y hoy significan el 96%. El país se ha vuelto totalmente dependiente de este producto primario y para peor, antes se vendía a clientes comerciales que pagaban al contado. En cambio ahora, la mitad del petróleo se vende por razones políticas, por acuerdos como los 100.000 barriles que diariamente se envían a Cuba, en gran parte por nada, o los 300 mil que saldrán para China en los próximos 10 años para pagar los créditos tomados por el gobierno chavista.

Por otro lado, Petróleos de Venezuela en 1998 producía 3.3 millones de barriles por día y hoy anda por los 2.4 o 2.9 (según la fuente) diarios. No se construyó ni una sola refinería o planta petroquímica en estos años, aun cuando cuenta con los más importantes yacimientos del hemisferio en la zona del Orinoco y se tiene que importar gasolina y diesel debido al decaimiento de la gran refinería de Amuay. Sin embargo, el número de empleados subió de unos 32.000 en el 98 a los 115.000 actuales, aun cuando fueron despedidos 22.000 del staff técnico por protestar contra la politización en la gestión de la empresa. Pasaron a ser parte de la empresa estatal en gran número, luego de las apropiaciones de las compañías del rubro, de acuerdo al plan de control absoluto de la actividad.

Antes de la llegada de Chávez no se tenía la costumbre de expropiar, pero más de 100 compañías privadas y cantidad de edificios y propiedades rurales fueron tomadas por el gobierno de Chávez. Sus dueños no han recibido su compensación, ni en tiempo ni en valor.

La producción de acero cayó de 3.2 millones de toneladas a 1.7 millón en 2012 y todas las compañías del conglomerado estatal de hierro, acero, aluminio, bauxita están prácticamente fundidas. No es de extrañar entonces, que el PBI que aumentaba a un ritmo del 10% en 1998, en 2009 haya caído a un -4%. En cambio, algo sí ha crecido vertiginosamente; la inseguridad y los asesinatos. Al llegar Chávez al poder, la cifra era de 3.200 muertes en el país. En el 2011, se contabilizaron 17.900.

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