Line, la aplicación para teléfonos inteligentes que revoluciona el mercado, tiene al menos cinco padres. De Whatsapp sacó el permitir el envío de mensajes gratis, de Skype la posibilidad de hacer llamadas de voz. De Instagram heredó el hacer fotos y retocarlas con distintos marcos. De Facebook, un perfil con timeline y la idea de publicar y hacer comentarios. Y del Messenger, un chat que además tiene el valor extra de habilitar que las conversaciones que se inician en el celular se puedan continuar en la computadora de escritorio.
La aplicación se descarga gratuitamente y permite compartir todos esos tipos de comunicación gratis con otros usuarios que la hayan descargado. Con lo mejor de tantos otros, no es raro que Line sea un éxito con 75 millones de usuarios, con versiones para todos los sistemas operativos de teléfonos inteligentes: Android, iOS, Blackberry y Windows Phone y también con versiones de escritorio, tanto Mac como PC.
Line nació en Japón, como consecuencia del desastre de Fukushima en 2011. En principio sirvió como el sistema de comunicación interna paliativo de la empresa NHN, dueña del buscador Naver, pero rápidamente se transformó en un éxito comercial que ahora compite con la mayor aplicación de comunicación inmediata: Whatsapp.
Dentro de sus características principales están unos famosos emoticones, al estilo japonés, similares a los clásicos pegotines infantiles y denominados justamente stickers (que en inglés significa pegotín). Esos stickers permiten compartir estados de ánimo e ideas, algunos son gratuitos y otros pagos, en esto radica gran parte de su negocio.