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Es tiempo de decir basta

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HERNÁN BONILLA

El macaneo permanente por parte del gobierno no sorprende, así como las contradicciones o la falta de rumbo que el país padece como nunca en su historia. Gobiernos malos hemos tenido unos cuantos, pero este compite con los peores. Con el paso del tiempo se podrá apreciar mejor la oportunidad que perdió Uruguay en estos años de dar un gran salto hacia adelante, aunque hoy la bonanza económica lo disimule.

Todos sabemos que al presidente de la República no hay que tomarlo demasiado en serio porque es capaz de sostener sobre un mismo tema posiciones contrapuestas con total desfachatez. Ese fue el secreto de su éxito electoral exacerbando lo peor del populismo y la demagogia, así como la explicación de la caída en picada de su popularidad en el último año. La filosofía barata y los lugares comunes del discurso de Mujica que antes divertían ahora exasperan a los uruguayos que ven que su gobierno es un desastre absoluto.

Amén del personaje, no debemos olvidar que es el presidente de la República y por lo tanto hay declaraciones que no podemos dejar pasar por alto sin expresar un juicio categórico. En este caso me refiero a las expresiones vertidas durante una entrevista del periodista Danilo Arbilla y publicadas en el diario El Universal de México. Según el presidente Mujica, el país "resultaría ingobernable" si gana en 2014 alguno de los partidos tradicionales porque "la propia izquierda se lo haría ingobernable". A buen entendedor pocas palabras bastan, la amenaza ni siquiera resulta velada y se suma a otras suyas y de su propia esposa y senadora Lucía Topolansky en el mismo sentido.

La escalada de violencia verbal por parte del gobierno en cuanto tema de debate, se ha presentado de un tiempo a esta parte preocupante porque debería ser el primer interesado en unir a los uruguayos y no generar un clima de crispación innecesario al que no estamos acostumbrados, y no queremos acostumbrarnos. Pasado en limpio, lo que dice el presidente es que si no gana el Frente en 2014 se van a encargar de no dejar gobernar a quien gane, lo que además de inadmisible es repudiable.

Con un Estado de Derecho que ya viene cascoteado, con la falta de respeto a la voluntad popular que demostró el avasallamiento de los plebiscitos por la ley de Caducidad, con la intención manifiesta de politizar a las Fuerzas Armadas y los ataques reiterados a la libertad de prensa, ¿qué esperamos para decir de una buena vez que por sobre la Constitución y la democracia no van a pasar?

Alcanza que la amenaza exista para reaccionar. No debemos admitir de ninguna manera que se intente extorsionar a los ciudadanos tan burdamente, es un quiebre grotesco en las mejores tradiciones del país que sin duda comparten la inmensa mayoría de los uruguayos. Que la economía crezca no quiere decir que el país esté bien y en cuanto a institucionalidad, democracia y valores republicanos hemos sufrido un retroceso formidable del que costará recuperarse.

Por lo tanto el señor presidente de la República debe rectificarse de sus dichos si le queda algún prurito y si no lo hace es necesario que las fuerzas democráticas se pronuncien enfáticamente, incluidos los frentistas a quienes no represente. Sin alarmismos, pero sin ceder ni un milímetro más en libertades y derechos.

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