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Medidas serán insuficientes si se agrava la falta de agua

| Ajuste. La sequía presiona las finanzas de UTE y exige un aumento de tarifas en el mediano plazo si la coyuntura no muestra cambios a nivel climático.

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HORACIO BAFICO / GUSTAVO MICHELIN

La falta de agua en las cuencas que alimentan las represas que generan electricidad para nuestro país está provocando, por el momento, la adopción de un conjunto de medidas de parte de UTE y el gobierno para lograr un racionamiento "voluntario". También se ha utilizado gran parte del fondo de estabilización que creara UTE en el 2010/11. De persistir el panorama de sequía en dichas cuencas, estas medidas serán insuficientes y resultará inevitable un aumento de las tarifas eléctricas. Por la experiencia en el 2009 podría haber dos aumentos, uno a mediados de otoño y otro a comienzo del invierno. En aquel entonces la variación de tarifa residencial alcanzó el 15% anual.

Otra distorsión que se observa es en el precio que se paga por la generación privada de electricidad. En momentos en que aumenta la demanda se requiere de inversiones, las que se ven desalentadas al recibir los privados actualmente un precio inferior al que se paga por la energía importada.

La electricidad presenta un problema económico particular. Como no es eficiente acumularla para utilizarla en otro momento, hay que producirla cuando es demandada. Como el consumo no es parejo, la potencia que tiene que disponer el país para satisfacer la demanda tiene que respetar los picos de consumo que ocurren en estaciones del año particulares y especialmente en algunas horas del día.

Esta particularidad lleva a que el invierno por calefacción y el verano por refrigeración son las estaciones con más demanda de los hogares. Por su parte, las horas en que se vuelve a los hogares y se hacen los quehaceres (aproximadamente entre las 18 y las 22 horas) son las de mayor consumo del día.

La energía hidráulica tiene un costo muy bajo en comparación con la generación térmica que a su vez exige al país a importar petróleo. Cuando las represas no tienen suficiente agua es necesario prender las centrales térmicas y es por eso que UTE tiene un incremento en los costos en años de poca disponibilidad de agua en las represas.

Tomando un período de doce meses, un año de sequía estaría representado por una generación hidráulica del orden de 4 millones de MWh, mientras que un año de alta generación hidráulica sería en el orden de 10 millones de MWh. Por lo tanto las cantidades involucradas en un escenario extremo u otro son muy grandes. En los doce meses a abril del 2012 la generación acumulada fue de 6 millones de MWh pero el otoño - invierno del año pasado permitió generar con buena capacidad hidráulica que difícilmente se repita. Todo indica que se enfrentará una temporada de dificultades energéticas que será más o menos grave en función de las lluvias en las cuencas del Río Uruguay y el Río Negro.

Hay que tener claro que si falta agua en las represas cuando hay alto nivel de consumo en esas horas del día el potencial instalado no alcanza. Esto significa que hay que racionar el consumo con apagones programados como los vividos en el año 1989 en una de las peores sequías que vivió el país.

PRECIOS. La tarifa al consumidor residencial aumentó en el último año 6,2%. En la sequía del 2009, el precio llegó a aumentar 19% en el año terminado en el mes de peor nivel de generación hidráulica. En la sequía anterior (hasta febrero del 2007) el aumento de la tarifa fue del 15%. Por lo tanto, las finanzas de UTE exigieron fuertes aumentos en las dos últimas sequías.

El precio de un bien o un servicio ayuda a coordinar la cantidad demandada con la ofertada. En este caso el costo por unidad ofertada sube mucho y si los precios no acompañan esta evolución habrá más demanda que oferta y por lo tanto será necesario racionar. Una forma de hacerlo es como lo está haciendo UTE ahora: estimulando con futuros descuentos en la factura al que consuma menos en mayo, junio y julio por un lado; reduciendo el consumo para oficinas públicas y alumbrado público por otro.

Los precios también motivan inversiones de los agentes privados en la economía. Si la electricidad se abarata en relación a otras fuentes de energía aumentará el consumo de cocinas y calefacciones a electricidad. En este caso la comparación pertinente es con el supergas. El ratio de los dos precios de acuerdo a la medición del INE en la canasta de consumo indica una estabilidad en el último año, pero es interesante comparar la evolución desde antes de la última sequia (2008/09) cuando el ratio tenía un índice de valor 80, con el peor momento de la sequía con un ratio de valor 115 y el nivel actual que es 100. Hoy la comparación con el supergas indica que la electricidad está más barata que en hace dos años pero sigue más cara que hace cuatro.

Otra distorsión importante que se observa en los precios del mercado energético uruguayo es la que se paga por la generación privada de electricidad. En este segmento de mercado mayorista un precio bajo pagado por UTE provoca la falta de inversión privada y un precio algo generará una sobreinversión.

En estos momentos la restricción en la generación y una demanda que aumenta más del 4% anual exigen inversiones y entre ellas se encuentran las de privados que a su riesgo hacen inversiones para vender el excedente de electricidad a UTE. En tal sentido, el tope en el precio a pagar por la electricidad (US$ 250 el MWh) a los generadores privados radicados en Uruguay es muy bajo como para generar incentivos para el nivel de inversión que necesita el país. Por ejemplo, en el mercado spot hay un tope al precio a pagar que lleva al contrasentido de que UTE le paga a quienes venden en dicho mercado US$ 250 el MWh, cifra sensiblemente inferior a lo que le cuesta prender una central térmica como La Tablada (US$ 300 el MWh) o importar de Argentina y Brasil (en el orden de US$ 430 el MWh).

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