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El acercamiento a una vida que recorrió caminos muy diversos

Vaivenes. Se editó el libro "Blanca Luz Brum" del doctor Alberto Piñeyro

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GUILLERMO ZAPIOLA

Se trata de una vida realmente novelesca, y aún un acercamiento imperfecto a ella justifica una lectura. Esa puede ser una forma de leer "Blanca Luz Brum - Una vida sin fronteras" de Alberto Piñeyro, libro editado por Botella al Mar.

No se trata por cierto del primer acercamiento libresco a la figura de Blanca Luz, y muy cerca se encuentran trabajos previos de Graciela Sapriza (que prologa éste) y Hugo Achugar (que novelizó al personaje en Falsas memorias). Esos antecedentes no convierten empero en inútil el trabajo de Piñeyro.

Es que resulta difícil desprenderse de cualquier historia que tenga que ver con Blanca Luz Brum, aunque se trate, curiosamente, de alguien "difícil de amar". Nacida en Pan de Azúcar en 1906, poetisa desde su juventud, viuda del literato peruano Juan Parra del Riego, divorciada del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, presunta amante de Juan Domingo Perón (pero esto es un rumor no confirmado) y fugazmente de Pablo Neruda y del empresario periodístico uruguayo (aunque radicado en la Argentina) Natalio Botana, esposa más tarde de otro par de maridos con menos prensa, amiga del ideólogo marxista peruano Juan Carlos Mariátegui, contertulia de Charles Chaplin, Josef von Sternberg, Marlene Dietrich y Charles Laughton (quien incidentalmente compró un retrato que Siqueiros hiciera de ella), militante feminista y comunista convertida más tarde al peronismo, a la democracia cristiana de Eduardo Frei en Chile y finalmente al pinochetismo, es difícil encontrar en el habitualmente gris ámbito intelectual uruguayo a alguien que le hayan pasado tantas cosas en tantos lados. Solamente la historia de su colaboración en la fuga de prisión del militante peronista Guillermo Patricio Kelly disfrazado de monja podría servir de tema a una película (incidentalmente, Héctor Olivera rodó su film El mural sobre otro período de su vida; en realidad se trata de la historia del mural Ejercicio plástico que Siqueiros pintó en la mansión de Botana; allí la encarna Carla Petersen).

Si la personalidad provocativa de Blanca Luz pudo poner un poco nervioso al pacato Uruguay de los años veinte o treinta, sus giros finales hacia la derecha generan inevitablemente alguna vacilación en feministas y otras expresiones de la progresía que no se escandalizan en cambio, por ejemplo, de su stalinismo previo. De ahí los vaivenes de la adjetivación con la que suele aludírsela: desde "fascinante" hasta "aventurera" y "oportunista".

Probablemente hubo un poco de todo eso en Blanca Luz Brum, y Piñeyro cumple con una cuota de irregularidad con el cometido de contar su vida. Ha reunido bastante material y a veces lo atropella, con algún exceso de fechas y nombres en un mismo párrafo (confesémoslo, la presente nota comete también ese pecado en la primera columna) y cierta dispersión en detalles nimios que quita espacio a la posibilidad de profundizar más en el personaje y su circunstancia. No faltará quien señale como defecto lo que, paradójicamente, puede ser una de las virtudes del libro: la extensa transcripción de cartas, artículos y escritos personales de Blanca Luz y otros, que ayudan a entender muchas cosas aunque un autor más "profesional" los hubiera reducido acaso a una síntesis o una nota al pie. Se lo lee fácil y rápido, de todos modos.

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