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Gran golpe de los nuevos simios

Exitoso. Un regreso a los orígenes de un clásico de la ciencia ficción arrasa en boletería

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Guillermo Zapiola

Con la rudeza que cabía esperar de ellos, los monos han desplazado sin miramientos de la taquilla norteamericano a los tiernos Pitufos y hasta a los extraterrestres que amenazan el Far West en "Cowboys vs. aliens".

El pasado viernes se estrenó en los Estados Unidos Planeta de los simios: (R)Evolución, y los cincuenta y cuatro millones de dólares que recaudó en tres días aplastaron a los enanitos azules de Peyo (que descendieron en su segunda semana a 21 millones de dólares, contra los más de cincuenta de la primera) y a la invasión decimonónica de Favreau y Spielberg (que tuvo en dos semanas un descenso algo mayor, bajando a unos quince millones).

El film puede ser la sorpresa del verano boreal. Está recibiendo buenas críticas y opiniones favorables de una mayoría de espectadores, y confirma una vez más que los reciclajes, las secuelas, las precuelas y las "remakes" son hoy un buen negocio en Hollywood.

COMIENZOS. Es posible que sea, también, el intento de iniciar una nueva saga. De entrada, y a diferencia de la novela original de Pierre Boulle y su primera (y mejor) adaptación a la pantalla de 1968, que eran historias autoconclusivas que no admitían muchas continuaciones (hay que ver las piruetas que debió hacer la industria cinematográfica para continuarlas), todo indica que aquí se está ante una "historia de los orígenes" que puede dar lugar a desarrollos posteriores.

Escrito por Rick Jaffa y Amanda Silver, dirigido por el británico Rupert Wyatt e interpretado por un elenco que encabezan James Franco, Freida Pinto y John Lithgow, Planeta de los simios: (R)Evolución arranca en San Francisco y en tiempo contemporáneo, es decir casi dos mil años antes del período en que transcurría la novela de Boulle y la película inicial de Schaffner que la adaptó. Estamos en el siglo XXI, entonces, y la ciencia de moda es la genética. Es inevitable que un experimento salga mal, los monos se vuelvan más listos de lo conveniente, y empiecen a organizarse para sacarse de encima la tiranía de los humanos. La película resultante se estrenará en Montevideo el 2 de septiembre, y para entonces habrá tiempo de examinarla con más detalle. Entre tanto conviene repasar sus antecedentes.

Planeta de los simios fue primero una novela del francés Pierre Boulle (1912-1994), quien también escribiera el célebre alegato antibélico El puente sobre el río Kwai. En 1968, el libro fue espléndidamente llevado al cine por Franklin J. Schaffner, con libreto de Rod Serling (de Dimensión desconocida) y el ex "lista negra" reciclado luego a anticomunista Michael Wilson, uno de los responsables del clásico drama social La sal de la tierra (1953) y que también escribió la adaptación para cine de El puente sobre el río Kwai, pero su nombre fue omitido en los créditos (solo póstumamente recibió el Oscar correspondiente, pero a esas alturas deberían de habérselo quitado por escribir el Che! de Richard Fleischer). Con una carga de pesimismo típica de Boulle pero también de su estrella Charlton Heston, el film de Schaffner conducía a su héroe a través de una civilización simia, solo para descubrir al final lo que la humanidad se había hecho a sí misma, en un desenlace que Homero Simpson tardó veinte años en entender.

Ese final era realmente un final, y las cosas deberían haber terminado allí, pero ya se sabe que no hay nada más exitoso que el éxito. Uno se imagina al productor Arthur P. Jacobs golpeando el escritorio y diciendo: "¡Quiero otra película con monos!". Y efectivamente la tuvo.

En 1970 apareció Bajo el planeta de los simios, dirigida por Ted Post (el hombre de las secuelas; también hizo Magnum 44, la segunda de Harry el sucio), protagonizada por James Franciscus y en la que Heston hacía una aparición especial. Cabe entender que esta vez el bueno de Charlton se esforzó realmente porque la saga se acabara. En la última escena, una bomba particularmente superpoderosa adorada por humanos idiotas destruía el planeta entero. Si eso no era realmente un final, nada lo es. Pero Hollywood siempre tiene un as en la manga.

PROLONGACIONES. Las sagas y las secuelas no son un invento contemporáneo. Escape del planeta de los simios (1971), dirigida por Don "Nadie" Taylor, fue una mala película que permitió, sin embargo, entreabrir una puerta para sucesivas secuelas: si la historia no podía seguir avanzando porque ya no había planeta, por qué no retroceder. La pareja de monos científicos (Roddy MacDowall, Kim Hunter) retrocedía en el tiempo, y llegaba al siglo XX. Allí daban a luz un hijo.

Ese mono particularmente inteligente estaba ya crecido en la siguiente entrega de la serie, Conquista del planeta de los simios (1972), y encabezaba la rebelión de los monos contra la gente, logrando la conquista del título. Ambas especies pudieron convivir con tensiones durante una época al menos, y ello dio lugar a una Batalla por el planeta de los simios (1973) dirigida, igual que la anterior, por J. Lee Thompson.

Los monos estaban de moda, y pronto el asunto derivó en una serie de televisión que llegó a los catorce episodios, una serie de dibujos animados después, cómics, y el inevitable "merchandising" de máscaras y muñecos de acción.

En los ochenta, los monos conocieron esporádicas resurrecciones televisivas, y en 2001 el imaginativo Tim Burton volvió por todo lo alto al material original, con Mark Wahlberg como el protagonista humano.

El resultado dista de ser lo mejor de Burton, pero no es tan malo como se dijo. Solo que los horribles diez minutos finales dejan una impresión peor de lo que merece la película en su conjunto.

Cuatro versiones distintas de los monos listos

Planeta de los simios

1968

El brillante primer film de la serie, una alegoría sobre la capacidad autodestructiva de la raza humana disfrazada de ciencia ficción. La presencia de Heston y el pulso narrativo del director Schaffner resultan muy nítidos.

Serie de televisión

1974

La película original no necesitaba secuelas pero tuvo cuatro. Luego llegó esta serie de televisión que, tal vez afortunadamente, duró solamente catorce capítulos. No estaba del todo mal, pero era rutina.

Regreso al planeta...

1975

Cuando un material televisivo comienza a agotarse, su destino suele ser la animación de rutina. Esta prolongación dibujada de la saga de los monos pensantes duró apenas nueve episodios y pasó luego al olvido.

Planeta de los simios

2001

Tim Burton quiso recuperar el "punch" del film original de Schaffner, pero algo se perdió por el camino. La inventiva visual del director se impone de a ratos. Un mal libreto (¡ese final!) lo estropea en parte.

Director a descubrir

Rupert Wyatt, el di- rector de Planeta de los simios: (R)Evolución nació en Inglaterra en 1972, y es cofundador con Adrian Sturges, Ben Freedman, Damian Lewis, Gareth Lewis y Marc Singer del colectivo PictureFarm, que en sus ocho años de existencia ha producido cortos, documentales y largos de ficción. Wyatt escribió los cortos Ticks y Get the Picture (en el segundo fue también director), escribió y dirigió el mediometraje Subterrain y saltó al largo con The Escapist (2008).

La tendencia a las "precuelas" busca públicos más amplios

Si la secuela es casi un mecanismo clásico de la industria hollywoodense, y las sagas existen desde los primeros tiempos de Tarzán y del Zorro, la "precuela" es un invento más moderno. Quizás el antecedente más notorio lo ejemplifique la serie de Star Wars, de la que primero se conocieron los episodios 4, 5 y 6 y luego recién vinieron los 1, 2 y 3.

Desde entonces la fórmula se ha popularizado. Hace no mucho, J.J. Abrams contó los orígenes de la tripulación de la astronave Enterprise en una juvenil Star Trek que ya está por tener su respectiva secuela, y los X-Men aparecieron en una "película de los orígenes" luego de que los conociéramos más adultos. En este caso, el carácter de clausura de X-Men 3 (donde moría casi todo el mundo) obligó a ir para atrás para continuar.

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