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Saramago a través de su despedida literaria

Emoción. Salió a la venta "El último cuaderno", que reúne los textos finales del Premio Nobel

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Luego de la muerte de José Saramago, son varios los libros que han salido al mercado que abordan su obra. Ahora, "El último cuaderno" permite un contacto directo con el propio escritor, en lo que se puede considerar su despedida literaria.

Editado por Alfaguara, el volumen, que no llega a 300 páginas, se incluye dentro de un género difuso: miscelánea literaria. El dato da cuenta de la diversidad de materias que trata, alternado con mayor o menor profundidad literatura, política, viajes, reflexiones sobre religión, cine, teatro y muchos comentarios sobre la vida cotidiana. La publicación reúne los textos escritos en el blog del autor, entre marzo de 2009 y junio del año siguiente, y son por lo tanto como una despedida de sus muchos e incondicionales lectores.

Sin embargo, como señala la traductora del texto y compañera del escritor, Pilar del Río, éste no es un libro triste, ni un libro tronante, pese al proverbial carácter radical del narrador. Porque Saramago, "pese a estar atento a la anécdota del día o al suceso terrible, pese a usar el humor y la ironía y emplearse a fondo en la compasión, rescata textos dormidos que son actuales y nos los deja como regalos inesperados, no como un testamento, simplemente ofrendas íntimas que desvelan pasiones y sueños", explica.

En tono íntimo, con su mirada tan singular como personal, Saramago recorre un año escaso de historia muy reciente, hurgando con su curiosidad implacable los grandes y pequeños hechos políticos y sociales, así como sus recuerdos y episodios de su día a día. El material es una suerte de continuación de El cuaderno (Alfaguara, 2009), libro en el que se volcó lo que Saramago había escrito en su blog desde que se empezó a dedicar a esa tarea hasta marzo de 2009.

El proyecto había nacido casi por casualidad. Un día, sus seres queridos le dijeron que le habían reservado un espacio en el blog para que escribiera de todo lo que tuviera ganas: comentarios, reflexiones, simples opiniones sobre esto o aquello, en fin, lo que pudiera venir al caso. Lo único que pidió el Premio Nobel para participar era que no le fuera exigida ni asiduidad ni constancia.

Sin embargo, como recuerda Del Río, Saramago se vinculó al blog de una manera natural, sin los prejuicios que mucha gente mayor tiene ante la tecnología, aunque sí con la responsabilidad social y política con la que encaró toda su carrera literaria. Pronto ese espacio virtual se transformó en un fuerte lazo entre él y sus lectores, y más que eso, en un modo de intervenir sobre la realidad a través del lúcido comentario.

Así fue tomando posición pública ante escándalos políticos tan sonados como el de Berlusconi, pero también difundió su admiración por su compatriota Fernando Pessoa. Saramago confesaba que el blog le obligaba a estar atento ante la realidad, a pensar más en profundidad los asuntos que le inquietaban: incluso llegó a afirmar que el sitio virtual le iba iluminando el camino de escritor.

"En realidad, no era un bloguero convencional, pero estaba atento a quienes lo leían y a través de su ayudante, a veces respondía. Era una persona que estaba encaramada a las nuevas tecnologías y de ellas aprovechaba lo mejor, la capacidad para comunicar", afirma Del Río.

Y según ella, esta segunda entrega tiene matices con respecto a la primera. El último cuaderno es algo distinto. "Este libro es más íntimo, es como si Saramago presintiera que era su último cuaderno", observa.

García Márquez, Marcos Ana, Darío Fo, son algunas de las personalidades que desfilan por estos hermosos fragmentos reflexivos. Hay un texto que es tan breve como conmovedor. Curiosamente es el último, escrito 16 días antes de su muerte, ocurrida el 18 de junio pasado. Tiene por protagonista al sueco Henning Mankell, y fue escrito el día que se asaltó la llamada "flotilla de la paz", que transportaba en carácter solidario materiales de ayuda a Palestina. Saramago estaba invidato a sumarse, pero su salud estaba comprometida. Cuando el escritor se enteró que Mankell participaba de la flotilla, lloró de emoción, y no dudó en escribir un breve y sentido mensaje: "Obrigado, Mankell".

Inteligencia: José Saramago apostaba al blog como un elemento para la comunicación.

Singularidad: "José Saramago no era un bloguero convencional", explica Pilar del Río.

Galeano, Benedetti y una cuota de crédito a Obama

El lector uruguayo encontrará en "El último cuaderno" a algunos personajes que le son muy próximos, tanto como Eduardo Galeano y Mario Benedetti. Galeano hace su aparición en las notas de Saramago cuando el episodio aquel en que Chávez le entregó a Obama un ejemplar de "Las venas abiertas de América Latina". El novelista portugués comenta el asunto, y remata con una frase sugestiva: "Ahora sólo nos falta ver cómo aprovechará Barack Obama la lectura de `Las venas abiertas`. Buen alumno parece ser".

Benedetti es mencionado en un contexto mucho más triste: el escritor uruguayo ha sido internado y está grave. Saramago tiene gran sensibilidad y sabe que de poco vale enviar un telegrama, a la antigua usanza, o mandar preguntar por algún amigo en común por la salud del autor de "La tregua". Pero serían todos gestos esperables, y por lo tanto, fríos. El escritor portugués acepta la solución que le propone Pilar. Hacer una gran cadena virtual con poesías de Benedetti, de modo que sus versos salgan de la inmovilidad de la página y crucen por el mundo.

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