AP, AFP Y ANSA
El coronel Muamar Gadafi prometió responder con las armas si Occidente impone una zona de exclusión aérea sobre Libia y hostigó a las fuerzas rebeldes de Ras Lanuf, donde se produjo un gigantesco incendio cerca de una refinería de petróleo.
Tras el estallido de la rebelión el 15 de febrero los insurgentes se hicieron con el control del este petrolero, pero Gadafi, en el poder desde 1969 y que mantiene su autoridad principalmente en la región de Trípoli, avanza en su ofensiva. Y según imágenes de la televisión estatal, habría recuperado la ciudad de Zauiya, cercana a la capital.
La batalla arreció en Ras Lanuf y sus inmediaciones, conquistada el viernes pasado por los opositores. Los insurrectos trataron de avanzar sus líneas con apoyo de disparos de unos 50 cohetes, pero se vieron obligados a replegarse nuevamente hacia Ras Lanuf cuando los hombres de Gadafi replicaron con unos diez obuses.
Un avión bombardeó además una zona situada a un kilómetro de una refinería en las inmediaciones de la ciudad, así como varios puntos de la costa mediterránea. Poco antes Ras Lanuf se había visto remecida por una serie de explosiones que provocaron un incendio con llamaradas gigantes sobre la refinería As Sidra.
Libia se hundió tras el estallido de la rebelión en una guerra civil que ya dejó al menos 400 muertos en el este, según el coordinador médico en las ciudades controladas por los rebeldes, y que provocó el éxodo de más de 200.000 personas.
En tanto, al oeste de Trípoli, la ciudad de Zenten sigue en manos opositoras, pero está rodeada por los hombres de Gadafi, indicó un testigo francés presente en esa localidad.
Las tropas leales al régimen lanzaron también un ataque contra Zauiya, el enclave rebelde más cercano a la capital, y el resultado habría sido a su favor. Según la televisión estatal el pueblo estaba en manos de los fieles al líder, que celebraban en la plaza central en "gigantescas manifestaciones".
DIPLOMACIA. Gadafi envió un emisario a El Cairo, donde el sábado se reunirán los cancilleres de la Liga Árabe. El delegado llevaba un mensaje del coronel a los militares egipcios pero se desconoce el contenido del mismo.
Además, el canciller portugués Luis Amado se reunió en Lisboa con otro enviado libio. El encuentro fue organizado para informar a Amado sobre los hechos en Libia, de acuerdo con un comunicado de la cancillería. Según el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, Libia también envió a varios emisarios a Bruselas, donde la OTAN y la Unión Europea (UE) examinarán entre hoy y mañana la situación.
Los éxitos de Gadafi han dejado a Occidente en la difícil posición de elaborar un plan para apoyar a los rebeldes sin involucrarse en un conflicto complicado y cambiante.
Altos asesores del presidente estadounidense Barack Obama, en tanto, se reunieron ayer para determinar qué medidas realistas se pueden tomar para presionar a Gadafi a contener la violencia y ceder el poder.
Se proponían examinar las consecuencias de imponer una zona de veda de vuelos sobre Libia y otras posibles opciones militares, dijeron funcionarios que hablaron bajo la condición de anonimato.
Gran Bretaña y Francia, por su parte, buscan que las Naciones Unidas dispongan esa zona de veda de vuelos sobre Libia, y aunque podrían convencer a EE.UU. de sumarse a la iniciativa, es improbable que obtengan el respaldo de Rusia y China, miembros del Consejo de Seguridad que suelen objetar dichas medidas por considerarlas violatorias de la soberanía.
Por otra parte, Gadafi amenazó en una entrevista televisiva con que el cierre del espacio aéreo permitirá a los libios "percatarse de cuáles son las verdaderas intenciones de las potencias: apoderarse del petróleo", y que entonces "tomarán las armas" para defender a su país.
En ese mismo diálogo con un canal turco, Gadafi acusó de "traidores" a los rebeldes y repitió que responden a las potencias occidentales y a la red islamista Al Qaeda.
Asimismo, un anuncio televisivo prometió una recompensa de medio millón de dólares por la captura de Mustafá Abdeljalil, el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) instalado en Bengasi por las fuerzas rebeldes.
Desde la ONU, en tanto, un equipo de expertos independientes comisionado por la Organización investiga denuncias de que las fuerzas del gobernante libio secuestraron, torturaron y ejecutaron a oponentes.
El relator especial de la ONU sobre tortura, Juan Méndez, dijo que la investigación se ha concentrado en la supuesta ejecución de pacientes extraídos de hospitales, disparos efectuados contra grupos de manifestantes y otros usos de fuerza desproporcionada.
La investigación urgente comenzó poco después que Méndez recibiera quejas de los adversarios de Gadafi sobre la represión que comenzó a mediados de febrero, señaló.
La cifra
400 Es la cantidad aproximada de personas que murieron en el este del país desde el 15 de febrero, según autoridades médicas.
En Trípoli el miedo gana la batalla
Las persianas metálicas de las tiendas del zoco de la medina de Trípoli están cerradas y en los escasos comercios abiertos, las vitrinas y estanterías están vacías. Lejos de las miradas indiscretas de los esbirros del régimen de Gadafi, los comerciantes reconocen: "todo el mundo tiene miedo".
"No sabemos lo que va a pasar. Este régimen es capaz de todo y está dispuesto a todo. Mañana, quizá vengan a romper y saquear nuestras tiendas para después, traer a la prensa y decir que los rebeldes son unos ladrones", dice Usama, detrás del mostrador de su joyería.
Por eso, la gente se prepara para lo peor y cambian los dinares libios por dólares: "Todo el mundo trata de protegerse, se preparan para huir, pero para eso se necesita dinero".
Uno de los cambiadores clandestinos admite que los negocios van viento en popa desde el inicio de la insurrección contra el dirigente libio hace tres semanas.
Aquí, en el zoco, el dólar se ha disparado. Antes de la crisis, un billete verde valía 1,26 dinares, ahora se pagan 2,25, asegura este hombre que habla bajo anonimato.
En otra avenida del zoco, especializada en tejidos tradicionales, uno de cada tres comercios está abierto y, como en el caso de los joyeros, reina la calma ya que prácticamente nadie viene a preguntar ni por el precio.
"He abierto porque (los milicianos progubernamentales) me lo han ordenado. Hace tres días me dijeron: `o abres o te confiscamos la tienda y la mercancía`", dice Bachir, el propietario.
"Todo en Libia está patas arriba, todo el mundo tiene miedo, yo tengo miedo", insiste y "yo solo tengo la esperanza de la gente asustada: la esperanza de que a mí y a mis hijos no nos ocurra nada", murmura a modo de conclusión. AFP