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Uruguay, muy lejos de los países más atractivos para los inversores

Inversión extranjera. A pesar de la expansión de los últimos años, el país figura entre los que reciben menor flujo, un 3,9% del PIB; en 2006 era el 7,4% Ha caído en los rankings mundiales | w Los trámites y el tiempo que llevan juegan en contra

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Como en las pruebas PISA de la educación, Uruguay no sale bien parado como país atractivo a la hora de invertir. El flujo de capitales externos sigue siendo muy escaso y el país ha caído con fuerza en el ranking que evalúa el "clima" para los negocios.

Aunque la inversión extranjera se ha multiplicado por 4 en los últimos siete años, pasando de US$ 332 millones (2004) a US$ 1.463 (2010), Uruguay figura entre los países de América que menos inversión ha recibido: en la primera mitad de la década estaba en niveles similares a los de Guatemala o El Salvador, y solo por encima de Bolivia y Paraguay en el continente. Hoy, pese a un crecimiento llamativo, supera sólo a cuatro países: Bolivia, Paraguay, Ecuador y Venezuela, en estos dos últimos países los avances políticos sobre las empresas han puesto en jaque la inversión extranjera.

Asia recibe el 73% de las inversiones externas (IED) del mundo, según la Cepal, que sostiene que, a más de dos décadas de que se liberalizaron los flujos de IED, "persisten dificultades en América Latina y el Caribe para atraer inversiones de alta tecnología".

El gobierno reconoce que, sin mayor inversión, no es posible mantener tasas de crecimiento que multipliquen la prosperidad y el bienestar social; también es consciente de que hay un larguísimo trecho para que Uruguay pueda atraer flujos inversores de similar envergadura a la de otros países que, en las últimas décadas, salieron del estancamiento y generaron riquezas y progreso.

En esa encrucijada, cuando apenas despunta un tímido sol de expansión, aparecen en el horizonte tempranos nubarrones, en forma de iniciativas para aplicar mayores impuestos, quitar exoneraciones y cambiar algunas reglas de juego que han permitido atraer la inversión extranjera; esa que el presidente José Mujica ha definido, en su tono de predicador, como "la gallina de los huevos de oro".

Desde que hizo esa comparación, no han parado de surgir ideas desde la izquierda para degollar a esa gallina.

El Partido Comunista ha planteado incrementar los impuestos a las ganancias de las empresas y recortar la ayuda a la inversión extranjera.

Hace pocos días, el Pit-Cnt -aun admitiendo que Uruguay ha tenido una tasa de inversión "históricamente baja"- presentó una propuesta para "acotar las exoneraciones tributarias otorgadas a través de la Ley de Inversiones", y los plazos de las mismas, y "realizar controles permanentes sobre los proyectos promovidos", dando participación a los trabajadores en ese seguimiento.

Otros sectores del Frente Amplio preparan cambios a las reglas impositivas que aún no han sido divulgados con precisión.

BARRANCA ABAJO. Uruguay no figura entre los países más atractivos para el inversor, a juzgar por los estudios internacionales que miden el "clima" para los negocios y elaboran un ranking mundial de las economías.

En la última edición del reporte Doing Business del Banco Mundial (2011), Uruguay aparece situado en el puesto 124 entre poco más de 180 países.

Aunque parezca increíble -a juzgar por el despegue que ha venido registrando el flujo de inversiones-, en la edición de Doing Business de 2006 Uruguay figuraba en el puesto 64 entre algo más de 170 economías del mundo.

Una caída de 60 puestos.

Uno de los indicadores donde se registra el mayor descenso desde 2006 a la fecha es el referido al pago de impuestos (Uruguay cayó del puesto 76 al 155).

El reporte, una de las guías más respetadas por las empresas de consultoría, toma en cuenta nueve indicadores sobre el marco normativo y las regulaciones que mejoran o dificultan las condiciones para la inversión; esto es: las trabas y las facilidades.

En particular, mide los costos y el tiempo de los trámites para registrar una sociedad comercial, los costos referidos a instalar un nuevo negocio, el acceso al crédito, la protección de los inversores, los niveles de impuestos, los costos de exportar e importar, y la eficiencia a la hora de exigir el cumplimiento de un contrato.

La mejor clasificación de Uruguay se da en el capítulo "Obtención de crédito" (puesto 46); las peores, en "Registro de propiedades" (159), "Pago de impuestos" (155) y "Permisos de construcción" (141).

SEÑALES. Ese descenso no significa necesariamente que la situación uruguaya haya empeorado; pero es una señal de que otros países, en el mismo período, han mejorado mucho.

Las economías mejor situadas en este ranking (ver tabla abajo) son las de Singapur, Hong Kong y Nueva Zelanda, que puntean en los niveles más altos en casi todos los indicadores que componen el escalafón.

Por su orden, les siguen: Reino Unido, Estados Unidos, Dinamarca, Canadá, Noruega, Irlanda y Australia. (Irlanda, particularmente, quedó malherida por el estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera).

En América del Sur, Uruguay está situado por detrás de Perú, Colombia, Chile, Argentina y Paraguay.

En el reporte dedicado a analizar las perspectivas de Uruguay, Doing Business presenta algunas expectativas virtuosas del país que aún no se han concretado. Cuando se refiere a la penetración de Internet, informa que trepó del 29% (en 2007) al 40% en 2008, y para 2010 espera que crecerá al 80% "con la implementación del Plan Cardales", una iniciativa que aparece postergada.

COMPETITIVIDAD. Otro informe calificado, el Global Competiti-veness Report del Foro Econó-mico Mundial, toma en cuen- ta indicadores más variados, como la calidad institucional, el nivel de infraestructura, la salud y la educación básica, posibilidades tecnológicas, la capaci- tación de la fuerza laboral, el nivel de eficiencia del sistema financiero, la innovación y la cooperación científica a nivel universidad-empresa. Con ellos elabora un ranking global, denominado Índice de Competitividad Global (GCI).

En el reporte de 2010, Uruguay no está mal situado: pues-to 64 del mundo y tercero en América del Sur, por detrás de Chile y Brasil.

Aquí sí se advierten progresos ya que nuestro país, que en el año 2006 ocupaba el puesto 73 entre 155 naciones, ha escalado peldaños año a año, desplazando incluso a México y Argentina (ver infográfico abajo).

Uruguay registró en los últimos dos años un salto cualitativo, "con importantes progresos en varias áreas", resalta el informe. El país está muy bien clasificado en indicadores como salud, educación primaria y universitaria, e instituciones públicas.

Se subrayan como "notables" los esfuerzos en la reducción de los niveles de deuda, pero se anotan -entre las trabas- las "rigideces del mercado laboral" (puesto 119).

Las trabas mayores para las empresas

Para registrar una empresa en Uruguay, hay que hacer el doble de trámites que en los países de la OCDE. Los procedimientos llevan 5 veces más tiempo y son 8 veces más caros en promedio.

Si se compara con Australia, en Uruguay hay que hacer 5 veces más trámites, los procedimientos llevan 32 veces más tiempo y son 60 veces más caros.

Otro aspecto del ambiente de negocios local que está lejos de los niveles del primer mundo es el de los permisos de construcción.

Por ejemplo, los trámites requeridos para edificar un depósito de mercaderías insumen 234 días en promedio, mientras que en los países de la OCDE el proceso lleva 166 días.

En cuanto a los impuestos, en Uruguay hay que hacer 53 pagos por año, lo que exige 336 horas de dedicación. En Irlanda, sólo hay que hacer 9 pagos (lo que representa 76 horas).

El impuesto a las ganancias de las empresas representa en Uruguay el 23,5%; en Chile, Colombia y Ecuador, aproximadamente 18%; en Irlanda, 11,9%.

Uruguay tiene un consuelo, y no menor: junto con Chile, es el país de Latinoamérica que registra el nivel más bajo de corrupción, según el informe de Transparencia Internacional.

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