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A las medidas de incentivo que aprobó Brasil para su industria que estarían afectando las exportaciones de las automotrices locales, ahora se sumarían otras en conjunto con Argentina.

Mientras Uruguay negocia políticamente con las autoridades brasileñas para intentar que las últimas medidas de incentivo a su industria automotriz no perjudiquen las exportaciones de las empresas locales del sector, Argentina y Brasil estudian nuevas medidas cambiarias y arancelarias para enfrentar los efectos de la crisis, anunció ayer la ministra argentina de Industria, Débora Giorgi.

"Estamos trabajando junto a Brasil para presentar en la próxima cumbre del Mercosur una propuesta por la que cada país pueda modificar y ampliar el listado de productos que tienen excepción arancelaria", dijo Giorgi ante más de 500 empresarios de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires.

La semana pasada había trascendido que también estos dos países pretendían elevar el Arancel Externo Común (AEC) que se aplica a las importaciones extrazona. "Pueden tener la seguridad de que se cuidará a la industria. Nunca hemos dejado de defender el trabajo y la industria argentina de forma justa", afirmó Giorgi al aludir a eventuales aumentos arancelarios.

La funcionaria agregó además que "Argentina está analizando la propuesta brasileña de implementar algún mecanismo cambiario en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC)".

"Se analiza una salvaguardia cambiaria que permita resguardar al mercado regional del ingreso de capitales especulativos originado por las fluctuaciones de las monedas de los principales países desarrollados", adelantó. El comercio bilateral argentino-brasileño alcanzó los US$ 18.500 millones durante el primer semestre de este año.

Efectos. El proteccionismo de los países vecinos sobre sus industrias sigue creciendo y complicando las exportaciones locales. Brasil dispuso medidas para proteger e incentivar a su industria automotriz frente al ingreso de vehículos principalmente de origen asiático rebajando en un 30% el Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI).

A nivel oficial hay "preocupación" por el impacto que esto pueda acarrear sobre las automotrices de origen asiático instaladas en Uruguay, y que tienen como principal destino de exportación a Brasil, como el caso de Chery y Effa.

La medida brasileña favorece a todos aquellos vehículos que tengan el 65% de sus piezas producidas dentro del Mercosur, su casa matriz en Brasil y destinen un porcentaje de su facturación a investigación y desarrollo. El problema para las armadoras uruguayas es que no cuentan con una fábrica de origen en Brasil que les permita acceder al beneficio impositivo.

"Este es el problema que queremos solucionar con las autoridades de Brasil", admitió ayer a El País el ministro de Industria, Roberto Kreimerman. El jerarca se comunicó ayer con su par de Brasil, Fernando Pimentel, para buscar una salida a estos escollos comerciales.

"No creo que las medidas que tome Brasil vayan dirigidas hacia nosotros, más bien creo y considero que deben de estar en un contexto defensivo hacia la economía fuera del Mercosur", dijo el presidente, José Mujica, a la prensa tras participar en el aniversario del Instituto de Desarrollo Agropecuario de Chile (Indap), celebrado en la sede del Mercosur. De todas formas, el mandatario no descartó comunicarse con la presidenta brasileña, Dilma Rous-seff, si no surge una solución al respecto.

Por otro lado, las licencias no automáticas de Argentina dejaron de ser un problema para la industria uruguaya. "Ahora es el "1 a1", comentó ayer a El País el presidente de la Cámara de la Vestimenta, Elbio Fuscaldo. Esta medida obliga a todos los importadores de la vecina orilla a exportar el equivalente en dólares de lo que importan. "Ya nadie pregunta por las trabas a las sopas, panificados y muebles. Esto es porque ya no exportamos más estos productos", culminó Fuscaldo.