Leo todo cuanto queda a mi alcance, con referencia a Cristina Fernández de Kirchner. Acepto que se trata de una curiosidad patológica, pero no sólo me interesa esa lectura -que renueva en mí, página a página, sorprendentes "No puede ser"... asombrados "Es increíble"... y espantados "¡Qué rostro!" (incluso maquillado)- sino que me ayuda a apoyarme en la convicción de que, cuando se aleje de la Casa Rosada, quedará flotando en el aire su presencia invisible... como permaneció la de la inolvidable REBECA (envuelta en fascinación y misterio) en la sombría mansión de Manderley, a partir de su desaparición. Hay diferencias, claro; si recordamos la versión cinematográfica de la obra de Daphne Du Maurier, "Cris" no tiene la dulzura angustiada de Joan Fontaine, ni su amante esposo luce la punta de Laurence Olivier.

Hace aproximadamente tres años, leí un libro de la historiadora y escritora Olga Wornat, titulado "REINA CRISTINA. Vida política y privada de la mujer más poderosa de la Argentina", que descorría el telón para que el público conociera aspectos de la protagonista hasta entonces no difundidos suficientemente, a manera de una remoción de hechos guardados en los archivos más íntimos de la "soberana". Por ejemplo; CFK relata allí su primer encuentro con "Lupo", el mote de Kirchner en años de su juventud. No transcribo la narración que figura en la página 33, para no restarle impacto entre posibles lectores: pero sí adelanto que les encantará saber que, en aquella primera presentación de Néstor en que él estaba alegre como nunca y borracho, ella "al principio se puso loca, después se empezó a divertir con sus ocurrencias y gracias de borrachito. Esa fue la primera vez que estuvimos mucho tiempo solos", confesó.

Pero, hay más informaciones para este boletín. La revista "Noticias", en edición del 21 de agosto ppdo., dedica un largo artículo a una nueva biografía de la presidenta argentina, con autoría de otra periodista: Sylvina Walger. Revela algunas situaciones que se dieron en la pareja durante la crisis gobierno-campo en el invierno de 2008, en que, en medio de una discusión por el desenlace de la misma, el caballero le lanzó una trompada de doble efecto a la dama, a la que simultáneamente le cerró la boca y le tapó un ojo.

Creo que fue un error de los editores, el hecho de no haber acompañado el lanzamiento de la obra con un Suplemento de Box, en doble color: rosado y verde olivo... en homenaje a la Casa y la Quinta.