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El intento por sostener el dólar a $ 21 perdió sentido

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HORACIO BAFICO/GUSTAVO MICHELIN

El tipo de cambio sigue cayendo a pesar del intento del gobierno por mantenerlo mediante abultadas compras en el mercado, y esporádicas declaraciones públicas manifestando un compromiso por sostener dicho precio.

La situación internacional y las presiones del mercado son muy fuertes, generando una corriente vendedora de dólares, por lo que el gobierno comete un error si sigue comprometido con un valor determinado del tipo de cambio.

Se trata de una carrera que está perdida antes de empezarla debido a la situación internacional y las expectativas reinantes en el mercado doméstico.

Hay una fuerte presión vendedora que es producto, en primer término, del flujo de capitales internacionales que mira a la región. Es altamente probable que esta situación se agrave en el próximo trimestre por el accionar de la Reserva Federal para intentar reactivar la economía estadounidense. Las señales de una potencial deflación en Estados Unidos se observan cada vez con mayor claridad.

La inflación en dicho país en julio y agosto ha sido inferior a lo esperado, y los precios de los activos financieros reflejan expectativas de una inflación cada vez menor.

La Reserva Federal ya anunció que actuará inyectando más liquidez en el mercado si la reactivación de la economía norteamericana se frena y hay un impacto a la baja en los precios internos.

El objetivo que persiguen es evitar la deflación y una recaída en el nivel de actividad económica. Si esto se concreta se multiplicará la presión a la baja del dólar en relación a todas las monedas, pero en especial aquellas cuyos países sean receptores de la liquidez, entre los que se encuentran Brasil y Uruguay.

URUGUAY. Respecto al mercado cambiario doméstico y las expectativas, parece claro que hay dudas sobre la capacidad que puede tener el gobierno para sostener la cotización por mucho tiempo. O por lo menos hacerlo sin comprometer otros objetivos como ser mantener la inflación cerca del 5% anual.

Desde que se forzara la cotización por encima de $ 21 en junio, la misma ha venido decreciendo gradualmente a pesar de las compras financiadas con emisión de deuda en pesos por parte de la Tesorería General de la Nación (ver gráfico).

El equipo económico esperaba más del mercado privado. En los anuncios y entrevistas posteriores, el ministro de Economía señaló reiteradamente que un cambio sustancial de la política para sostener el tipo de cambio era que se iba a generar un exceso de liquidez cuando el BCU no renovara toda su deuda de corto plazo.

El efecto deseado por las autoridades económicas era que se generara una nueva demanda de dólares.

Esto no ha ocurrido, ya que el exceso de liquidez no se volcó a comprar dólares en estos meses.

La principal razón tiene que ver con las expectativas de rentabilidades y no es un tema de un cuarto de punto porcentual como ocurriera la semana pasada con la decisión del Copom de subir la tasa de política monetaria.

El tema es de expectativas de apreciación de la moneda y las magnitudes involucradas son más significativas. El mercado no cree que la cotización del dólar lograda en junio sea la de equilibrio. Por lo tanto espera que las fuerzas de mercado a la baja operen en algún momento. Esto se está testeando todos los días en el mercado.

Una prueba reciente de ello fue lo acontecido el pasado viernes 24 de septiembre, cuando el Ministerio de Economía compró más de US$ 50 millones para evitar que el tipo de cambio bajara de $ 20 por dólar estadounidense en el mercado interbancario y apenas logró mantenerlo en $ 20,30.

Pocos días atrás había perdido la lucha por sostener una cotización por encima de $ 20,50 y paso a paso se aleja de la referencia de $ 21 pretendida tres meses atrás.

DESACIERTO. Lo peor que puede hacer el gobierno es jugar una pulseada con el mercado por el valor del dólar y querer sostener a rajatabla una cotización. Por ejemplo, pretender que no baje de $ 20 o volver al simbólico $ 21.

Las expectativas para los próximos meses están inclinadas hacia el escenario donde predomina una baja en la cotización. El mercado no quiere ahorrar en dólares tanto como lo pretende el gobierno.

Luchar en contra de estas expectativas sin medidas de fondo contundentes, solamente generará costos fiscales inútiles. En estas condiciones es una carrera que está perdida antes de correrla puesto que, cuanto más dólares compra el gobierno, más artificial parece su intervención y por lo tanto se refuerza la opinión que deberá abandonar el mercado en el futuro, con la consiguiente baja en la cotización del dólar.

Esta fuerza por sí sola genera una oferta de dólares y elimina buena parte de la demanda, exigiendo más y más compras artificiales.

Si se ingresa en esa dinámica donde solo compre el gobierno y en cantidades crecientes, sólo resta esperar el momento en que las compras acumuladas sean suficientemente abultadas para que no alcance las prolijas emisiones de deuda en pesos con que se financian.

Ello obligaría a las autoridades a recurrir a emisiones crecientes, con la consiguiente suba en las tasas de interés. Cuando el gobierno empiece a correr nuevamente al mercado de atrás y suban las tasas de la deuda en pesos, las expectativas serán irreversibles y el círculo vicioso estará girando a toda velocidad a la espera de que tire la toalla.

Por lo tanto, es razonable dejar de lado la persecución de valores nominales y volver al concepto de flotación de mercado. Para satisfacer el objetivo político de mantener la competitividad de amplios sectores de la economía y evitar las malas consecuencias de la apreciación de la moneda, hay que buscar en los fundamentos de la política fiscal y de deuda pública un nivel de demanda de dólares que permita un valor real de equilibrio lo más alto posible.

En este sentido, el proyecto de ley de Presupuesto solamente agrava el atraso cambiario y en la agenda de política faltan medidas que estimulen el ahorro privado.

Las cifras

50 fueron los millones de dólares que compró el Ministerio de Economía el viernes pasado para evitar que el dólar bajara de $ 20.

21 pesos por dólar, era la referencia pretendida por el gobierno tres meses atrás, la que se aleja paso a paso.

TEMA DE ANÁLISIS

Tipo de cambio. El ingreso de capitales a la economía persistirá en el trimestre y las expectativas del mercado juegan en contra del esfuerzo por mantener una cotización de la moneda.

La cifra

Para evitar que la cotización llegue a $ 20 el MEF compró US$ 50 millones en un día.

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