La película uruguaya "Norberto apenas tarde" es el debut como director de Daniel Hendler, el actor nacional que más lejos ha llegado fuera de fronteras. Su estreno el viernes da pie a una entrevista.
Unos ocho años atrás, Hendler, que comenzaba a hacer carrera como actor en el cine en Argentina, pensaba en dirigir un largometraje escrito por él. Se llamaba La mudanza y era una historia con muchos personajes. Dos años de reescrituras y algunos talleres sobre desarrollos de proyecto después, Hendler se dio cuenta que ya no se sentía identificado con esa historia. Salvo por un detalle: entre los varios personajes había uno llamado Norberto, que operaba como nexo entre muchos de los que intervenían en la mudanza del título. Ahora, ese personaje se convirtió en protagonista de su propia película y, curiosamente, lo encarna Fernando Amaral, un actor de teatro sin experiencia previa en cine, que bien podría ser el hermano de Hendler. Ese hecho, reconoce el director, que hoy tiene 34 años, es en parte casual, aunque inconscientemente no lo es tanto. El detalle es apenas una sutileza en una comedia que incluye unos cuantos guiños para el teatro nacional, o al menos al teatro en el que se formó el director. La historia, de todos modos, no corre por ese lado, ya que trata sobre un hombre que ante una crisis resuelve dar un vuelco a su vida, buscar nuevas oportunidades y recuperar algo del tiempo que perdió. El tono del film es inconfundiblemente uruguayo, si existe tal cosa, y el resultado es una buena comedia con apuntes serios.
Matías Castro
-La película parece incluir algunos homenajes o guiños a su pasado en el teatro, desde los actores que incluye hasta algunos escenarios, como el usar el Mincho Bar para las escenas de los ensayos del grupo teatral.
-Hay mucha cosa personal, pero no pretendo darle valor a la parte personal. Igual no hay nada más lindo que imaginar una historia en determinados escenarios y filmar en ellos. Y quise también rodearme de mis maestros y de gente querida. También están los teatros en los que se filmó, La Gaviota y el Stella fueron muy teatros para mí. En La Gaviota hice mi primer taller de teatro.
-¿Qué edad tenía en ese momento?
-Catorce años. Y lo hice, casualmente, con Federico Veiroj. Y aparte estaba el teatro Circular, que es donde hice una de mis primeras obras y luego varios trabajos más. Ellos me dieron la oportunidad de ser como parte de su elenco sin haberme formado ahí. De modo que si, la película tiene muchas de esas cosas.
-Me llamaba la atención la inclusión de Leo Maslíah, porque también actuó para él e incluso en alguna obra parecía que lo interpretaba.
-No es que yo haya interpretado a Maslíah, sino que sus personajes se comportan como lo vemos a él actuar. Esto no quiere decir que él sea así. El es otro de mis maestros y por eso le pedí que estuviera en una escena. Y además yo adapté un cuento escrito por él, considero que es como una influencia grande para mí.
-Es curioso que esos comentarios remiten a experiencias de la adolescencia. Eso a la vez lo combina con una historia en la que un adulto intenta ponerse al día con cosas que no disfrutó antes.
-Es tal cual eso. Por eso el "Apenas tarde" del título. Todo lo que le sucede a Norberto en la película le permite reconectarse con su deseo, y por eso es como mejor tarde que nunca. Pero es bueno porque es como una crisis que lo aliena pero finalmente lo vuelve a conectar consigo mismo.
-Parece que todo lo que tiene que ver con el teatro está fotografiado de forma distinta al resto de las escenas películas.
-Es un poco sutil. No necesariamente está separado el universo teatral, sino que tiene que ver con los ámbitos donde Norberto está más cómodo o más incómodo, o esos en los que es más demandado o es capáz de seducir. Por eso la cámara tiende a encuadrarlo con cierta incomodidad en algunas circunstancias, mientras que en el teatro, donde él se encuentra mejor, la cámara fluye un poco más y lo sigue un poco más coreografiada con él. Pero se hizo sin pretender dar un mensaje con eso ni nada por el estilo.
En el caso del plano secuencia en el teatro Circular, cuando actúan Fontana y Suárez, hicimos un movimiento para dar una sensación más envolvente e intentar mostrar que hay algo que captura a Norberto. Ahí, cuando él se queda en la segunda parte de la obra, es como que se inicia la segunda parte de su vida.
-Mirando la película uno tiene la impresión de que hay una suerte de deuda con todos estos actores ha incluido, que la pantalla grande les podría haber dado un peso particular. ¿Vos pensaste en algo de esto?
-Quería ver a estos maestros porque los admiro y me gusta como trabajan. Pero lo que ocurre es que el cine se alimenta de la naturalidad o de la inocencia de los actores. Por eso, muchas veces, los actores "naturales", no formados, son mucho más fáciles de filmar para un director. Es que no tienen la conciencia de la proyección y permiten que uno los mire y haga algo con ese pedazo de vida que entregan. Entonces, hay algunos actores de teatro que en el pasaje al cine se sienten más cómodos que otros. Y dentro de estos hay algunos en los que confío porque son actores sensibles e inteligentes. Y además estaba la tentación de ver qué pasaba con muchos de esos maestros ante las cámaras.
-Sería como una suerte de testeo para algunos de ellos.
-No. Me refiero a que en la película uno elige una paleta de colores en los actores. Y se trabaja con energías. Me gustaba lo que le generaba al protagonista la presencia de ellos. Por ejemplo, Roberto Fontana también fue maestro de Fernando Amaral. Por eso el elenco lo pensé para Fernando Amaral y para lo que podían generarle a él en la ficción.
-¿Por su experiencia como actor sentía de antes que algo así era necesario para el proceso de trabajo?
-Son cosas que no se ven en pantalla pero que hacen un poco al proceso. Por ser actor, creo que los actores en cine deben ser sanamente manipulados por el director. Lo digo en el sentido de que el director debe darle el entorno para que le sucedan las cosas. El actor en cine no tiene que repetir algo, sino que le tienen que pasar cosas por primera vez durante la toma. Entonces uno tiene que construir las herramientas y los elementos para que esas cosas sucedan durante la toma. Y el elenco es parte de eso, porque tiene que ver con lo que los actores le podían generar a Fernando. Por dar un ejemplo en el caso del grupo de teatro la idea era buscar personalidades como para poder filmarlo de modo documental, ya que no conocían el guión y quería que no tuvieran un juicio sobre él. Trabajamos y después se incorporó Roberto Suárez que se comunicó con ellos desde su rol de profesor. Y finalmente se sumó Fernando que, al igual que Norberto en la película llega tarde al curso. Trabajamos desde ahí, con las impresiones más reales que pudimos.
-¿Había aplicado esto en algún rodaje previo?
-Acá hay un poco de lo que aprendí en actuando en cine y en teatro, como actor y dirigiendo. Pero si hay algo que es igual en cine y teatro es eso de buscar un proceso que cree las herramientas para que los actores se adueñen de la cosa, ya sea desde el escenario o durante la toma, y construyan la vida ahí.
-¿Permite que los actores intervengan en la escritura de sus personajes?
-Depende de cada actor. No tengo una metodología genérica, cada proyecto, cada actor y sobre todo cada personaje requiere un sistema diferente. La idea con Fernando Amaral fue que él se adueñara lo más posible de su personaje y que luego le permitiera a Norberto crecer y tomar decisiones por sí mismo. Y nosotros teníamos que asistir a eso que no estaba del todo controlado por nosotros. Pero en otros casos, como con los abuelos de la película, preferí trabajar sin guión. Lo mismo con el grupo de teatro. Con cada actor uno sabe cómo aprovechar su potencial o, al menos, aprovechar el vínculo que se tiene con él. Y también eso depende de lo que precises para cada personaje.
Hendler y Veiroj: amistad
"Norberto apenas tarde" participó la semana pasada del Festival de Cine de San Sebastián junto a La vida útil, segundo largometraje de Federico Veiroj. Ambos directores se conocieron a los catorce años en un curso de actuación en el teatro La Gaviota (sala que aparece en Norberto...) y desde entonces han conservado una amistad. Con los años sumaron unos cuantos trabajos en colaboración. Hendler ofició de continuista en algún corto de Veiroj y éste, a su vez, ha trabajado de continuista en Norberto...