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Realismo pop, mágico, oriental

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Carlos Reyes

Varios niveles de interés tiene Miss Tacuarembó, para distintos públicos y edades. La historia de la chica que quiere llegar a ser estrella ofrece el lado más liviano del asunto, contando los disgustos de una soñadora que tiene que lidiar con un entorno que no la comprende. En ese aspecto, la película dialoga con un público preadolescente, al que invita a cantar sus melodías y copiar las coreografías.

Paralelamente, y a buena distancia de esa aventura edulcorada, hay un muy buen material visual, que trabaja sobre las estéticas pop y kitsch, pero también sobre otras, bien compaginadas. Uno de los méritos más claros de Miss Tacuarembó es en el terreno de la plástica, la composición de algunos cuadros, y el tránsito por un abanico de estéticas que va desde un realismo mágico kitsch hasta una mirada bien focalizada hacia la cultura popular del Interior uruguayo.

Farsa, parodia, melodrama y musical conviven en ese collage estético, que tiene detrás la sensibilidad del libro de Dani Umpi, que capta con inteligencia ese mundo estático de una ciudad pueblerina, el cruce de las épocas, y el peso que pudieron tener en su momento cosas que hoy resultan triviales. Sin llegar a hacer reír, los cruces estéticos e ideológicos están muy divertidos.

En conjunto la película parece para un público específico, o en realidad, para varios públicos específicos, y cada uno de los cuales puede llevarse algo. Puede pasarle al espectador que disfrute mucho todas las estrategias visuales, aunque para eso tenga que dejar pasar una trama bien simple. Pero vale la pena verla, y no solamente escuchar la polémica que quizá despierte.

Miss Tacuarembó

ficha

Uruguay/España/Argentina. 2010. Dirección: Martín Sastre. Fotografía: Pedro Luque. Música: Alejandro Sergi.

Intérpretes: Natalia Oreiro, Mike Amigorena, Sofía Silvera, Mirella Pascual, Rossy de Palma, Jeannette Rodríguez, Diego Reinhold.

atención a...

los detalles visuales, que hablan de una esmerada producción, como cuando Mike Amigorena, en el papel de Cristo, tiene una corona que es en realidad las luces de la Rueda Gigante.

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