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Ehrlich irá a la fiesta de Iemanjá en la playa Ramírez

| Participan 500.000 personas en todo el país según la IMM

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El País

Es el día en que las playas se visten de blanco. La arena se tapiza de flores, sandías y la luz cimbreante de miles de velas colocadas en pequeños pozos. En el agua, barquitos de espuma plast llevan las ofrendas de los adoradores de la diosa del mar y los obsequios de quienes, sin tener un vínculo religioso, asisten cada 2 de febrero a la playa. Es el día de Iemanjá, la reina de las aguas o virgen del mar en la creencia yoruba.

En Montevideo, la Intendencia no sólo declaró de interés municipal la fecha, sino que el propio jefe municipal Ricardo Ehrlich anunció que asistirá hoy a la hora 21.30 a la playa Ramírez, epicentro de las celebraciones. "Se estima que alrededor de 500.000 personas en todo Uruguay se movilizan en torno a la celebración", afirmó ayer la Intendencia capitalina.

La fiesta de Iemanjá no sólo se conmemora en Montevideo -además de la Ramírez, la playa Buceo es muy concurrida- y ni siquiera se reduce al mar (si al montevideano Río de la Plata se le puede llamar mar).

En el Interior del país se registran celebraciones en ríos y arroyos, que, por extensión, son dominios de la reina de las aguas.

En Montevideo, el movimiento multitudinario en el Parque Rodó obliga a modificar lugares de estacionamiento -para instalar terminales provisorias de ómnibus- y ordenar desvíos en el tránsito.

La terminal de Parque Rodó, de donde salen las líneas 157, 192 y 405, desde medianoche podrá ser utilizada por la línea 182. Las líneas 128, 199, 174, 316, 328 y 329 estacionarán por Herrera y Reissig.

EN LA PEDRERA. En uno de los balnearios más de moda sus habitués buscan trascender la frivolidad del momento y generar sus propias tradiciones, mezcla de bohemia y espíritu lúdico.

La celebración del 2 de febrero en La Pedrera empezó hace 7 años "con algunas velitas y fogones en el desplayado", contó Fernanda Cortinas, "algunas veces hasta se logró un poco más de producción y se hicieron acrobacias y malabares con fuegos, caminos de velas largos que llegaban a la espuma del mar y ofrendas llenas de deseos y buenas vibraciones". Según Cortinas (empresaria gastronómica y gestora cultural), se suman "enamorados del mar" que no practican el umbandismo. Esta noche repetirán el ritual: vestidos blancos, cuentas, flores y barquitos, fogón en la playa y "ofrenda" a la hora de la salida de la luna.

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