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Guerrilleros que aportan otra mitad de la memoria

Visiones. Salió "Historias tupamaras", de Leo Haberkorn

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GUILLERMO ZAPIOLA

De a poco, el rompecabezas comienza a armarse. La historia reciente se aclara un poco más. El libro "Historias tupamaras" de Leonardo Haberkorn, que acaba de ser editado por Fin de Siglo, es otro aporte a ese proceso que avanza.

El propio Haberkorn (ex periodista de El País, colaborador en diversos medios y profesor en la ORT) admite desde el prólogo que no aspira a ser historiador. El suyo es antes que nada un trabajo periodístico de buen nivel, que reúne testimonios de una decena de ex-tupamaros que rememoran sus tiempos de guerrilleros.

Y se trata de un abanico muy variado, realmente. Hay declaraciones de Kimal Amir, fun-dador del Movimiento 26 de Marzo, renunciante al MLN en 1974, condenado a muerte entonces por sus ex-compañeros de lucha y hoy militante colorado; de Luis Alemañy, Fernando González Guyer y George Whitelaw, actualmente integrantes del Partido Nacional; de Efraín Martínez Platero y Aníbal de Lucía, que dejaron de creer en la guerrilla y optaron por el Frente Amplio; de Luis Nieto, escritor, cineasta y productor agropecuario que hoy adhiere al Partido Independiente; de Juan José Cabezas y Enrique Rodríguez Larreta, que no proclaman militancia alguna y han llegado a la conclusión de que no todo pasa por la política.

Toda esa gente discrepa entre sí, y su visión del pasado tiene matices, desde el que cree que "debería pedir perdón" por cosas que ha hecho hasta el que no se arrepiente del todo aunque piensa que hoy las cosas son diferentes, y ni se le pasa por la cabeza la idea de retomar una metralleta.

Pero en lo que todos coinciden es en tomar distancias con respecto a la "historia oficial" del Movimiento, que es otra forma de decir que Eleuterio Fernández Huidobro es un mentiroso (especialmente en su libro En la nuca), y de desmarcarse de las diversas expresiones de la "literatura de las virtudes" tupa, sea en variante inteligente (Clara Aldrighi) o cursi (Silvia Soler).

Son seis capítulos, cada uno de los cuales discute un mito específico del movimiento (que el MLN nació como un grupo de autodefensa, que no tuvo nada que ver con que hubiera luego un golpe de Estado, que su derrota se debió a causas externas, que la muerte de Pascasio Báez fue "apenas un error", que los renunciantes de 1974 fueron "traidores"). No todo es inédito: muchos datos que el libro maneja se han conocido ya en Estado de guerra y La revolución imposible de Alfonso Lessa, en El cielo por asalto de Hebert Gatto y otros libros.

Lessa, incluso, le ha reprochado a Haberkorn en una carta en Búsqueda atribuirse una originalidad indebida. Pero el reproche vale solo muy parcialmente. El prólogo no promete revelaciones sensacionales. Simplemente señala que contiene información que ha "circulado menos" que la historia oficial, y la reúne en un solo volumen en lugar de obligar al lector a buscarla en publicaciones diversas. Lo que logra es un libro compacto, ordenado y muy legible. Vale la pena.

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