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Unidos por el tango

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Las autoridades municipales de Montevideo y Buenos Aires acaban de postular al tango como Patrimonio Cultural de la Humanidad ante la Unesco, una iniciativa que deberán refrendar y tramitar los gobiernos de Uruguay y Argentina. De este modo, Argentina renuncia a registrar el tango como propio, intento que alguna vez hizo en el pasado, lo que motivó ásperas discusiones con Uruguay sobre la paternidad de esa música popular por excelencia. Si lo acuerdan sus gobiernos, ambos países del Plata tendrán que trabajar de consuno para presentar en tiempo y forma su solicitud a la organización internacional con sede en París, una decisión que abrirá un cauce de cooperación entre las dos naciones.

Desde 2003, la Unesco reconoce el llamado Patrimonio Cultural Inmaterial, en el cual figura la música como expresión genuina de los sentimientos y tradiciones de los pueblos. La inclusión en la lista del patrimonio de la humanidad pueden pedirla varios países a la vez, como ocurre en este caso, pues se entiende que el tango representa un conjunto de valores compartidos por uruguayos y argentinos. La decisión de la Unesco se conocerá en septiembre de 2009 cuando se divulgue la lista de manifestaciones culturales de carácter inmaterial. Por el sólo hecho de figurar allí, el tango alcanzará una dimensión aun más universal, será objeto de especial protección y cuidado a nivel internacional, y gozará de fondos especiales de Unesco para la creación de archivos, conservación de instrumentos, formación de músicos y expertos, etc.

En su planteo ante el organismo que dirige el japonés Koichiro Matsuura, se destacará, entre otras cosas, la necesidad de impulsar un programa de formación de artesanos capaces de reparar y mantener el bandoneón, un instrumento vital para el tango que cuenta con un número limitado de cultores en el mundo. También se menciona la creación de un centro documental del tango, así como una Orquesta del Tango del Río de la Plata y un Comité de Preservación del Patrimonio Musical Rioplatense. La sola mención de estos proyectos da cuenta de los ambiciosos alcances del emprendimiento.

El estatus que se procura para el tango es similar al que ya ostentan, por ejemplo, los carnavales de Oruro (Bolivia) y Barranquilla (Colombia), la samba de Roda de Bahía (Brasil), el mugham (Azerbaiyán) o las danzas de los reclutas (República Checa). En todos los casos, un jurado de integración multinacional, definirá si la expresión artística propuesta reúne las condiciones requeridas, las que sin duda concurren en el caso del tango. Con este programa, la Unesco procura sostener en pie la música representativa de los distintos pueblos, amenazada por los peligros de uniformidad y, a la postre, de extinción, causadas por la globalización.

En el pasado, hubo algunos tanteos exclusivos de Argentina ante la Unesco reivindicando el tango para sí, lo que mereció objeciones formales y protestas de nuestro país, que alegó que esa expresión musical surgió a fines del siglo XIX en los barrios populares de Montevideo y Buenos Aires hasta imponerse después en todos los planos y alcanzar resonancia en Europa, Estados Unidos y Japón. Sucesivas administraciones uruguayas reclamaron toda vez que Argentina pretendió esa exclusividad, lo que generó situaciones enojosas, algunas de ellas motivadas por la autoría de "La Cumparsita", el más emblemático de los tangos, compuesto, como se sabe, por nuestro compatriota Gerardo Mattos Rodríguez.

A partir de ahora, Uruguay y Argentina deberán conjugar esfuerzos y experiencias. Nuestro país aporta un único antecedente, el del barrio histórico de Colonia del Sacramento, declarado Patrimonio de la Humanidad tras la presentación efectuada por el Ministerio de Educación y Cultura, en 1994, bajo el gobierno del Partido Nacional. Otras solicitudes, como son los casos de las pinturas en rocas de Chamangá (Flores) y el Palacio Legislativo, están en trámite. Por su parte, Argentina cuenta con siete declaraciones favorables de la Unesco.

Horacio Arturo Ferrer, poeta y compositor uruguayo, uno de los adalides de esta iniciativa, declaró en Buenos Aires que la protección de la Unesco "servirá para hacer renacer todo un corpus tanguero que ya nadie toca y está en peligro de extinción". Según Ferrer, "hay un repertorio moderno extraordinario", dentro del cual, hay que decirlo, figura su propia obra en colaboración con ese gran renovador del tango que fue Astor Piazzolla. Son dos ilustres tangueros, uno uruguayo y otro argentino, cuya hermandad es como un símbolo de esta simpática cruzada binacional.

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